Revista de Ferias 90 aniversario




 Texto de mi intervención en la presentación de la 

Revista de Ferias 2020.


Muchas gracias alcalde, concejal de Cultura por vuestras palabras. Muchas gracias Tere por montar la sala y muchas gracias a todos vosotros por vuestra presencia.

Es un honor haber recibido la invitación para presentar la Revista de la Feria de 2020, recogiendo el testigo de Ana Fuentes que tan brillantemente lo hizo el año pasado.

Pero si siempre es un honor la invitación, este año lo es más porque  2020 es un año doblemente especial para la Revista de Ferias.

Especial en primer lugar por ser la revista de feria del año sin feria. Es la primera vez en 80 años que se da esta circunstancia. Fue la última vez en 1939, recién acabada la guerra civil. Desde entonces la feria nunca ha faltado a su cita anual. Es una circunstancia absolutamente excepcional que esperemos que nunca vuelva a repetirse.

Pero además, en 2020 la Revista cumple, al menos, 90 años. En 1992 se añadió al título de la revista un pie diciendo: “Año 52 (2ª época) nº1” El cálculo se hizo partiendo del año 1940, cuando se suponía que se publicó el primer número. Pero en el archivo personal de Juan de Mata Carriazo, donado a su muerte por la familia a la Universidad de Sevilla, se conserva un ejemplar de la revista de ferias de 1930. Es por tanto, y al menos, nonagenaria; y digo al menos porque igual que ha aparecido la correspondiente a ese año no se puede descartar que también se publicara en años anteriores. Pero en cualquier caso podemos asegurar que, al menos, este año cumple los 90 y que es más vieja que la gran mayoría de las quesadeñas y quesadeños vivos.

Aquella revista de 1930 fue austera, sin fotografías y con apenas 8 páginas, incluyendo portada y contraportada. Se imprimió en la imprenta del periódico de Úbeda “La Provincia” y contiene el programa de festejos para los días 24 al 29 de agosto y para los días 7 y 8 de septiembre en la Fiesta de Tíscar.

El programa se acompaña de un único artículo sin título que trata de la historia de Quesada, del aspecto del pueblo en 1930 y de los actos que se celebraron aquellas ferias. Aunque no está firmado, por su erudición histórica y su elegante estilo es indudable que su autoría corresponde a Juan de Mata Carriazo, que pocos años antes, en julio de 1927 y apenas rozando los treinta años, había ganado la cátedra de  Historia Antigua y Medieval de España en la Universidad de Sevilla.

En aquellas ferias de 1930, según el programa, hubo cucañas, marionetas y espectáculos de risa, castillo de fuegos artificiales, lanzamiento de globos, fantoches y bombas japonesas, conciertos de la Banda Municipal y carreras de cintas. Y por supuesto feria de ganados, auténtico origen y razón de ser de las fiestas,  cuyo concurso estuvo dotado con tres premios en metálico.

Todas las noches, del 22 al 28 de agosto,  actuó en el Teatro Chueca, actual Plaza de la Constitución nº 12, la compañía de Comedias del teatro Lara de Madrid; y hubo circo, que se instaló en la plaza Madre de Dios, entonces un espacio diáfano desde que se derribó la ermita a finales del siglo XIX y en donde también era costumbre organizar corridas de toros.

No podía faltar la verbena en el jardín, las noches del 25 al 27, y tampoco las misas y solemnes funciones religiosas. En la del día 25 el sermón corrió a cargo del “Señor cura ecónomo y elocuente orador Don Ángel Morán Otero”, como decía el programa, que por entonces estaba recién llegado como párroco al pueblo. La procesión de la Virgen salió de la parroquia a las cuatro de la madrugada del día 29.

Aquellas de 1930 fueron las últimas ferias del reinado de Alfonso XIII. Después, durante la II República, las hubo de 1931 a 1935 aunque no tengo constancia de ninguna revista en aquellos años, lo cual no significa que no la hubiera. Las ferias se interrumpieron en 1936 y ya no se reanudaron hasta 1940.

En 1940 las dramáticas consecuencias de la guerra, la represión subsiguiente y la escasez, estaban en pleno apogeo. A pesar de todo hubo feria. La revista de aquel año fue pobretona y traslucía la tristeza del momento que se vivía. No se disimulaba la ideología vencedora, ni en sus pocos artículos ni en el mismo programa de actos. Poco tenía que ver el tono con el de aquella de 1930 en la que Carriazo, ahora recién salido de la cárcel, había glosado con elegancia y conocimiento al pueblo y sus ferias. 

En el programa de actos 1940 se incluyeron por primera vez los días 14 y 15 de agosto y se añadieron, al objeto de financiar la publicación, anuncios pagados por los comerciantes del pueblo. Estos anuncios estaban redactados en un tono humorístico e irónico que quizás fueran obra de uno de los miembros de la comisión organizadora, un farmacéutico recién llegado al pueblo y conocido por su peculiar sentido del humor y afición a los chistes malos. Probablemente de su mano sea ese anuncio que, hablando de un bar, dice que hace “un café tan exquisito que casi parece café” o aquel otro que anuncia “Servicio de coches diario a la capital. Detenciones rapidísimas en los puntos de parada”. Humor bastante negro teniendo en cuenta la cantidad de vecinos que habían experimentado detenciones.

Pero sin duda, visto desde ahora, la novedad más llamativa de la revista fue la portada con un dibujo de Rafael Zabaleta. Es una alegoría del jardín y del arco de los Santos adornada con señorita vestida de patana. Un dibujo de encargo.

Tras la austerísima revista de 1940, en 1941 y aunque las circunstancias sociales, económicas y políticas en nada habían cambiado, alguien decidió echar por la ventana los pocos muebles que quedaban en la casa. El presupuesto, elevadísimo para la época, fue de 8.500 Ptas. Solo en adornos del jardín y alumbrado extraordinario se gastaron 2.500 Ptas. La revista  estuvo a tono en el gasto y se costeó bien. La imprimió la litografía M. Martín, de Jerez de la Frontera y se presupuestó en 1.000 Ptas., aunque luego fue más. Tenía 12 páginas de caro papel satinado con una fotografía en portada en la que unas jóvenes vestidas de patana posaban junto a la recién restaurada Cruz. 

Luego, al abrir la revista, el contenido y el tono eran muy similares a los del año anterior. Tres artículos de gran reciedumbre ideológica y un puñado de anuncios sarcásticos. Esta vez con alguno bastante sicalíptico  y subido de tono, como el de un establecimiento de paquetería y ultramarinos que  proclamaba: “Cocineras, para lumbre nada mejor que mi buena tea”.

Pero 1941 fue el año de los Juegos Florales.  Planteados para que fueran lo nunca visto, consiguieron ser el acontecimiento del verano. Se celebraron la noche del día 26 agosto en el Teatro Álvarez Quintero, que hasta entonces apenas había sido utilizado desde su inauguración en 1936. Se presupuestaron los Juegos en 2.000 Ptas. y constaban de 14 premios, cada uno de ellos dedicado a un tema determinado. El principal de ellos era la Flor Natural dotada con 500 Ptas. Lo ganó Francisco Arévalo, de Córdoba. Se presentaron al acontecimiento poetas de toda Andalucía y solo 4 de los premios fueron conseguidos por vecinos de Quesada. Entre ellos uno en prosa sobre el tema “EL SENTIDO POETICO DE LA FALANGE". 

Actuó como “mantenedor” el cronista oficial de la provincia Luis González López, pues el catedrático de Salamanca Rafael Láinez, pealeño y figura comarcal del momento, se negó a participar por considerarlos “anacrónicos, complicados y costosos”.

Como era quizás inevitable, los excesos económicos y poéticos de 1941 dejaron una fuerte resaca y como resultado la revista de 1942  fue especialmente austera. Apenas tenía más que portada, programa de actos en doble página y contraportada. Eso si, en la portada otro dibujo de Zabaleta, parecido al de 1940 y que se volvería a usar en años posteriores. 

El resto de la década de los cuarenta, con algunos altibajos, se mantuvo en un formato similar: el programa de actos, publicidad de los establecimientos del pueblo, ya sin chistes, y algún pequeño artículo, que en 1947 pasaron a ser tres. Los firmaron Antonio Navarrete, Bienvenido Bayona y Jiménez Tíscar..

1951 abrió una nueva etapa en la historia de la revista. En este año la presentación fue más cuidada y aumentaron las páginas y el número de artículos. La portada era de nuevo un dibujo de Rafael Zabaleta, esta vez espléndido, que era una variante del óleo de la Romería de Tíscar que el pintor regaló a la Cofradía. 

Dos años después, la revista de 1953 trajo un par de cosas bastante contradictorias entre si. Por un lado el triste artículo que Luis González López, cronista oficial de la provincia, el que fue mantenedor de los juegos florales de 1941, dedicó a la novela La Romería, de Manuel Ciges Aparicio. Como ya se sabe, su fina y aguda crítica acababa pidiendo que se quemaran "en medio de la plaza pública" los pocos ejemplares que pudieran conservarse.

Pero junto a esta cara oscura, la revista de 1953 trajo una novedad sorprendente para la época. En una de sus páginas, sin encabezamiento ni título, solo con la firma del poeta, se insertaron los versos de Antonio Machado hoy de todos conocidos y esculpidos en la piedra de la plaza de Tíscar. Machado había muerto en Colliure apenas 14 años antes y era un símbolo del exilio y del compromiso político. Tanto, que poco después, en 1959, con motivo del XX aniversario de su muerte se celebró un homenaje en Segovia, al que por cierto acudió Rafael Zabaleta, que se desarrolló entre fuertes tensiones con la policía, que en todo momento intentó dificultarlo. Por eso sorprende que se publicara el nombre de Machado en la revista de 1953.

En los años cincuenta la nómina de autores que escribieron en la revista se amplió y trascendió los límites locales. Aparecieron las firmas de Rafael Láinez Alcalá, Juan Pasquau  o Alcalá Venceslada. También fue en esta década, en 1957, cuando se recuperó para la revista a Juan de Mata Carriazo, por entonces un historiador absolutamente consagrado y a punto de dar con el tesoro del Carambolo.

En 1955 fue designado alcalde Antonio Navarrete, seguramente junto a Bienvenido Bayona quien más y durante más tiempo publicó en la revista de feria. Al año siguiente, en 1956, se dedicó íntegra la revista a Rafael Zabaleta. Excepto el programa propiamente dicho, todo el número estaba compuesto por reproducciones en blanco y negro de oleos y dibujos de Zabaleta. Todos los artículos estaban dedicados a él pero no habían sido escritos para la ocasión sino que formaban una especie de antología de los que sobre el pintor se habían ido publicando en prensa durante los años anteriores. Se reprodujeron, entre otros, artículos de Eugenio D´Ors, Gerardo Diego y Luis Felipe Vivanco. En  1958, con un formato similar, la revista se dedicó a Rafael Hidalgo de Caviedes.

Los años sesenta aportaron pocas novedades a la revista, que fue languideciendo y que algunos años quedó reducida al mero programa de festejos. En 1972 se inició otra etapa con un modelo muy diferente que duró hasta 1976. Fueron revistas impresas en  papel de gran calidad, con buenas fotografías, muchas de ellas de Antonio Pérez, y con pocos y escogidos artículos... No tenían anuncios y su tirada era muy pequeña, la justa para repartirla a muy pocos. Fueron revistas con aspiraciones elitistas y muy poco populares.

La llegada en 1977 de los nuevos tiempos democráticos no sentó muy bien a la revista en un primer momento. En realidad despareció durante algunos años y fue sustituida por una simple hoja volandera con el programa de actos. No fue hasta 1983, a raíz de las segundas elecciones municipales democráticas, que se reactivó la publicación abriendo lo que se podría llamar una segunda época.

El cambio fue radical. No solo por el número de páginas, que se multiplicó, sino por su carácter mucho más popular y participativo. A lo largo de estos años numerosas quesadeñas y quesadeños han participado año a año aportando poesías, recuerdos propios y de sus familias, fotografías, etc. A menudo no han sido escritos de un elevado nivel literario pero creo que esto en nada ha menoscabado el conjunto, al contrario. Su carácter íntimo y personal, a veces ingenuo y siempre voluntarioso y desinteresado, le han dado una vitalidad y un colorido humano a la revista que en mi opinión es bueno y necesario. Al fin y al cabo esta revista es de todos  y para todos y en sus páginas debe quedar reflejada, año a año,  la vida del pueblo y de sus habitantes, independientemente del nivel de instrucción que hayan podido o tenido la suerte de alcanzar.

Respecto a los artículos el cambio también fue grande por su número, variedad y calidad. La relación de autores que han publicado en sus páginas, muchos auténticas autoridades en su materia, de Quesada y de fuera,  es enorme. Quizás por eso, para evitar que el bosque impida ver los árboles, sería bueno actualizar los índices que se publicaron en los años 1990 y 2006 y mejor aún, ir pensando en digitalizar todos los números y hacer accesible su contenido a todo aquel que esté interesado.

También en esta segunda etapa ha nacido la costumbre de de recoger información sobre la gestión municipal, y de incluir amplios reportajes fotográficos sobre festejos, deportes y actividades de todo tipo. En el año 2000 se llegó al formato  de revista que ha permanecido casi inalterable hasta este número de 2020.

La revista de ferias de este año sin ferias tiene como portada una acuarela de Rafael Zabaleta que se expone en el museo y que representa una vista de Quesada con el cerro de la Magdalena. Como viene siendo habitual hace tiempo, es en realidad un anuario que recoge la vida de Quesada durante el último año. Como es también costumbre, en las primeras páginas el saludo del alcalde y una foto de la Virgen de Tíscar.

Inmediatamente el Pregón de Ferias de 2019 que estuvo a cargo de la profesora de la Universidad de Granada Eva Alarcón. Un pregón, como ella misma dijo, hecho “en femenino”, salpicado de noticias y recuerdos personales de Quesada, de las mujeres de su familia y de las quesadeñas en general.

Como decía, la revista es en realidad un anuario del pueblo, por eso y de forma inevitable el protagonista de este año es el virus que de una forma tan contundente nos ha afectado. Se recogen bandos, avisos, y consejos de prevención.

También las actividades municipales durante el confinamiento, la desinfección de calles, las donaciones y reparto de material sanitario. Las fotos del pueblo sin un alma en la calle completan un documento excepcional que quedará para la historia. Algún día, en un futuro aniversario de la revista, alguien destacará este entre la futura serie de años, esperemos que así sean, más tranquilos y normales.

Dentro del apartado de Gestión Municipal se hace un detallado repaso a las actuaciones y proyectos en materia de turismo, cultura, agricultura, empleo, formación, ocio y deportes, medio ambiente, igualdad y mujer, etc. También a las obras y mejoras tanto en el pueblo como en las aldeas. Y como no, vuelven a destacar las acciones y planes de recuperación programados para paliar los efectos de todo tipo originados por la pandemia.

Se recogen también las actividades desarrolladas por colegios y otras entidades como Guadalinfo y el centro ocupacional.

Especialmente detalladas son las crónicas fotográficas de la sección, "Imágenes de un Año", donde se da noticia de los eventos celebrados: Carnaval, Ferias, Reyes, San Antón, Día Internacional de la Mujer, Festival de Flamenco, etc.

Por último, las fotos de los nacidos en el último año, la sección “viejas estampas”, con fotografías aportadas por los vecinos y noticias de última hora como el incendio en el cerro del Caballo a primeros de julio y el programa de Canal Sur Radio dedicado a Quesada.

El ya tradicional rincón literario titulado “Momentos, sentimientos, encuentros” recoge numerosas colaboraciones acreditando una vez más la gran afición popular por el verso que existe en este pueblo. Colaboran este año y leo en el orden de publicación:

Antonio Quesada

Enrique Sánchez Rodrigo

Tíscar López Izquierdo

Nani

Pilar Revueltas Fernández

Carmen Pérez

María Guirado Zamora

Ramón Morón Rodríguez

Hipólita Sánchez

Juan Soto

Pedro Vílchez

Salvador Segura

Tino Soto

Consuelo Alcalá Moreno

Las colaboraciones y artículos sobre temas relacionados de una manera u otra con Quesada han sido siempre una parte fundamental de la revista ya desde aquel primer número de 1930. Este año son continuadores de esa tradición iniciada por Juan de Mata Carriazo los siguientes:

De Carlos Sánchez Coronado el artículo titulado  “A Pedro Malo”. Son anécdotas con gracejo, recuerdos y chanzas de quien fue su cuñado y asiduo colaborador de esta revista. Siendo familia tanto el autor como el recordado, de sobra está añadir que me gusta.

“Añoranza”, de Anabel Sánchez Aranda. Evocación personal del pueblo que abandonó a temprana edad. Escribe desde Mallorca un emotivo recuerdo de sus abuelos y de sus periódicos regresos a Quesada durante los veranos.

También desde Mallorca “Una Quesadeña en Inca.” de Mercedes Lara. Nos hace un pequeño resumen de su trayectoria vital, su infancia en Quesada y su marcha a Inca en 1964 donde desarrolló una importante actividad sindical y política.

“El huevo y la gallina” de Damián Uclés Fernández. Desde Alicante la pequeña historia de su salida del pueblo en la infancia enmarcándola simbólicamente en la evocación del antiguo huevo del jardín.

“El pasado si no se recuerda no es historia” de Francisco Fernández Gámez. Recuerdos de Quesada durante su infancia y una reflexión sobre los quesadeños, su pasado a menudo complicado y su capacidad de superar dificultades y salir adelante.

Sin necesidad de recurrir al recuerdo por corresponder al presente es el trabajo de Marta Cruz Sáez, la primera árbitra de fútbol de Quesada, que en pocas líneas habla de los motivos que la llevaron al ejercicio de esta actividad y de las dificultades que en su ejercicio  ha encontrado.

En un tono reflexivo “Derechos y... ¿Deberes?”, de María Cuenca Gómez, habla, en torno al problema del Covid, sobre la importancia de que los derechos vengan acompañados por el cumplimiento de las obligaciones.

También temporalmente actual y vidente, la "Asociación «Amigos/as de Rafael Zabaleta». Una mirada atrás” hace un recorrido por la vida de esta Asociación, su origen, nacimiento y desarrollo; los objetivos y actividades realizadas, con especial mención a la revista “Sueños de Quesada”.

José Antonio Campos Ortuño nos cuenta, recreando diálogos y situaciones, la historia del encargo y ejecución del cabezudo que representa a Peneque, conocido y ya histórico personaje infantil de las ferias de Quesada.

Pascual Luque Moreno habla en su trabajo “¿De qué vamos?” de nuestra relación con la naturaleza, del impacto en ella de las actividades humanas y de nuestra incapacidad como especie para entender los avisos que nos envía.

De ánimo más intemporal aunque escrito desde el hoy, es el trabajo titulado “Las cuatro esquinas” de Manuel Pineda. Escenas, diálogos y pequeñas historias a lo largo de una mañana cualquiera en esa encrucijada de la vida local que casi podría ser el centro real del pueblo como dice el autor.

Del pasado remoto, Pedro Javier Romero Cambra hace en “El misterio de la Villa Romana de Bruñel” una interpretación personal de este yacimiento arqueológico, de su significado histórico y de la etimología de su nombre.

Del pasado reciente y con un enfoque espiritual es el artículo de José Alcalá Cuenca, “Lolo en Tíscar, en el aniversario de su nacimiento”, que nos cuenta las estancias en el Santuario del periodista y escritor de Linares Manuel Lozano Garrido, beatificado en su ciudad en 2010.

Memoria también de un pasado reciente pero escarbando sus orígenes en siglos pasados, es el titulado “Los árboles del jardín” de Miguel Ángel Rodríguez. Si hay algo emblemático en Quesada, desconocido en otros pueblos, es el jardín y sus viejos álamos. Aquí nos cuenta la historia del espacio urbano, de los árboles, de sus enfermedades y de los momentos artísticos y literarios que han inspirado.

Luis Garzón “Entrevista a Zabaleta”, una vez más, desvela un episodio inédito en la vida de Zabaleta. En esta ocasión se trata de la entrevista que en 1958 Emilio Ruiz Parra, su director, le hizo en la cordobesa “Revista del Mediodía”, de clara orientación andalucista y alineada con la oposición democrática del momento.

Nicolás Navidad, cronista oficial, escribe “Quesada durante el reinado de los Reyes Católicos”. Como siempre, un trabajo riguroso y de gran solidez historiográfica de quien seguramente es hoy el mejor conocedor del pasado histórico quesadeño.

Finalmente mi artículo sobre la relación de la Virgen y su Cofradía con el Ayuntamiento  y la política local durante el siglo XIX

Concluye la revista de Ferias de este año,  como ya viene siendo habitual, con un cuadro que recoge las precipitaciones registradas durante el año agrícola, las cabañuelas para el próximo y un resumen de Quesada en la prensa. 

Muchas gracias y que disfrutéis con su lectura




 

 

 

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