Lámina final de "Los Borbones en pelotas" que muestra el triunfo de la Revolución y los generales protagonistas, entre ellos Serrano Bedoya |
En el número 14 de la plaza
de la Constitución de Quesada hay una placa que dice:
"Aquí nació en 1813 el
General D. Francisco Serra-
no Bedoya, Ministro de
la Reina Isabel II."
No sé si es verdad que Serrano
nació en esta casa de la que hasta 1931 se llamó plaza del General Serrano, antes
de la Constitución y antes de la Villa. En esa casa en la que posteriormente
estuvo durante mucho tiempo Correos. Imagino que sí. Pero lo que sí sé que es
cierto es que jamás fue ministro de reina alguna, sino que lo fue de la Primera
República. De hecho, Serrano participó activamente en la Revolución de 1868,
llamada la Gloriosa o la Septembrina, que mandó a Isabel II y a su familia al
exilio a fines de aquel mismo mes.
Hoy, aparte de esa placa
equivocada y de algún artículo en la revista de ferias, poca notoriedad
conserva Serrano en el pueblo y pocos saben algo de él. Sin embargo y durante buena
parte del siglo XIX y comienzos del XX fue el personaje más famoso nacido en
Quesada, tanto que se le puso su nombre a la plaza y jardín. Desde el punto de
vista de la notoriedad y de la repercusión exterior fue el Zabaleta de su época.
Nota
El 1 de marzo de 2019, a iniciativa del alcalde Manuel Vallejo se ha cambiado la placa. La nueva, obra de la ceramista Consuelo Hurtado, dice:
Nota
El 1 de marzo de 2019, a iniciativa del alcalde Manuel Vallejo se ha cambiado la placa. La nueva, obra de la ceramista Consuelo Hurtado, dice:
La familia Serrano, hoy
eclipsada, fue familia terrateniente y de las principales del pueblo, ostentaron
a menudo los hermanos del general los puestos de alcalde y concejal, y políticamente se alinearon con las facciones liberales más o menos progresistas. Cuando en
1857 falleció el patriarca de la familia, Tomás Serrano, los diarios dieron,
era el padre de un general ya conocido, la noticia remarcando su partidismo
político: "El 16 del corriente falleció en Quesada, provincia de Jaén, el
honrado y constante liberal don Tomás Serrano, padre del general Serrano
Bedoya. Este anciano, que contaba 75 años de edad, militó siempre en las filas
del partido liberal, por lo cual y por su firmeza de principios, fue objeto de
las persecuciones que ha sufrido el partido en que estaba afiliado, sin que sus
enemigos jamás consiguiesen entibiar su fe política, ni su carácter noble y
enérgico." [1]
Uno de los hermanos del general, Pedro, fue comandante de infantería y se casó en Villacarrillo donde ocupó
la alcaldía en varias ocasiones. Otro hermano, Ramón, fue alcalde de Quesada y el último de ellos en morir, el 9 de agosto de 1893. Hasta
hace poco sobrevivió el Coliseo Álvarez-Quintero, teatro y luego cine,
construido por las sobrinas del general, señoritas Serrano Rivera, cuyo nombre
se dio a la calle donde estaba el local pero que sin embargo se conoció, hasta ahora, como del Teatro. Tan principal fue
esta familia que no fue Serrano Bedoya el único de ellos que llegó a general.
El día diez de abril de 1844
nació en Quesada Manuel Serrano Ruiz, hijo de otro hermano del general, José
Serrano Bedoya, y de su esposa Eduvigis Ruiz. Murió como gobernador militar de
Melilla en 1904. Participó en las guerras de Cuba, fue gobernador militar de
Manila y ocupó en 1890 la isla de Panopé, en las Carolinas Orientales, en medio
de las tensiones que por la posesión de estas islas enfrentó a España con el
Imperio alemán.
También llegó a general de división uno de los hijos de don Francisco, José Serrano Aizpurúa, que murió en 1913, aunque este no nació en Quesada.
También llegó a general de división uno de los hijos de don Francisco, José Serrano Aizpurúa, que murió en 1913, aunque este no nació en Quesada.
A pesar de que la dicha placa
sugiera lo contrario, Francisco Serrano Bedoya fue un militar revolucionario
afecto a las filas progresistas, primero bajo la protección del general
Espartero y más tarde de su pariente Francisco Serrano Domínguez.
Serrano nació en Quesada el
26 de octubre de 1812 o 1813 pues hay fuentes contradictorias[2]
. Era hijo del mentado Tomás Serrano y de su esposa Ana Bedoya. Pasó la
infancia y primera juventud en Quesada, hasta el 26 de julio de 1830 en que
ingresó, como cadete, en el regimiento Provincial de Guadix. Iniciaba una larga
carrera militar y política.
Participó en la primera y
segunda guerra carlista interviniendo también contra los sucesivos
levantamientos del Tradicionalismo. Su campo de acción fue el interior de
Cataluña. El 12 de abril de 1838 recibió graves heridas de metralla durante la
defensa de Sant
Quirze de Besora.
Adquirió notoriedad en
estos hechos y en 1840 fue nombrado ayudante de campo del general Espartero. Asociando
su carrera política a la del regente quedó encuadrado en las filas progresistas,
lo que le llevó al exilio en más de una ocasión. Cuando se retiró Espartero de
la vida política, en 1856 al fin de Bienio Progresista, Serrano pasó a la
órbita de la Unión Liberal fundada por el general O´Donnell.[3]
La historia del siglo XIX es, desgraciadamente, tan enrevesada y cambiante que
resulta a veces de difícil comprensión. La de los militares, con las continuas
guerras carlistas, golpes, levantamientos, etc. más aún. Quien esté interesado
en sus detalles puede acudir al Diccionario biográfico de la Real Academia de
la Historia donde encontrará, muy detallada, la procelosa vida militar de don
Francisco y sus numerosos hechos de armas. Solo añadir, para hilar este relato,
que durante los gobiernos de O´Donnell fue ascendido a teniente general y
nombrado director general de la Guardia Civil.
Retrato oficial como diputado de las Cortes Constituyentes de 1854 |
Serrano nunca perdió su
relación con Quesada donde conservaba propiedades y familia. Además, centró en
la comarca y provincia sus intereses electorales. Fue diputado en cuatro
ocasiones, siempre por la provincia o por alguno de sus distritos comarcales,
Cazorla en 1858 y Baeza en 1869.
A pesar de residir fuera llegó actuar casi como un cacique político,
manejando los hilos, “controlando” las elecciones, quitando y poniendo
candidatos. Su control de la Guardia Civil, de la que fue director general en
dos ocasiones, le facilitó estos manejos.
En las elecciones de 1858
venció a su contrario por 277 votos contra 62. Se le acusó de haberlo hecho
mediante un tradicional y contundente pucherazo. En el periódico conservador
"La España" se detallan las irregularidades de aquel día y las
coacciones que, según el diario, sufrieron los electores para no votar al
candidato conservador León González Ortiz: "Este retraimiento forzoso se
evidenciaría con indicar que solo en Quesada, de cuyo pueblo es natural el
general Serrano, aceptaron el consejo (no votar) 52 electores moderados"[4]
Además de por razones políticas en distintas ocasiones volvió Serrano a Quesada
por motivos familiares y personales, viajes que según la costumbre de la época
quedaban reflejados en la prensa.[5]
La Gloriosa
En 1866 se produjo la primera crisis financiera
española provocada por la quiebra de bancos y sociedades de crédito
relacionados con la construcción de ferrocarriles. Esta crisis anunciaba el
agotamiento y fin del reinado de Isabel II y su "Corte de los
Milagros". La crisis financiera se acompañó de malas cosechas y fuertes
carestías que aumentaron el descontento popular. El 2 de junio de 1867, 5 días
antes de que Serrano visitara el pueblo, el Ayuntamiento de Quesada acordó
suspender el padrón de pobres y mendigos, una especie de registro que les
autorizaba a pedir públicamente limosna. La situación era tan mala que muchos
que propiamente no eran pobres y no estaban incluidos en él, dada la pésima
situación, se veían obligados a pedir por necesidad.
Pero Quesada, como casi siempre, no fue avanzadilla
del cambio político. La Gaceta de Madrid de 5 de mayo de 1867, un mes antes de
la cosa de los pobres, publicaba un entusiasta comunicado de adhesión a S.M.
Isabel II, firmado por "el cuerpo electoral de la siempre noble y leal villa de
Quesada, en la provincia de Jaén" en el que se protestaba "de la
manera más firme y enérgica contra las tan injustas como preparadas y
maliciosas publicaciones que osadamente se han permitido varios miserables
extranjeros." Se trataba de una de las muchas ocasiones en las que la
prensa extranjera se hacía eco de los indisimulados escándalos sexuales de S.M.
Chanzas y burlas que no se limitaban a los de fuera sino que eran también
corrientes en el interior del reino (véase el álbum de láminas satíricas
titulado "Los Borbones en pelotas"). Pero el general sí participaba en las
conspiraciones contra el gobierno isabelino y seguramente por eso ningún
Serrano está entre los setenta y cinco firmantes.
Los
primeros síntomas de lo que se avecinaba se manifestaron, como siempre en el
siglo XIX español, entre los espadones militares. La madrugada del 8 de marzo
de 1868 y como respuesta a los rumores de levantamiento, fueron detenidos en
sus casas los más destacados generales de la Unión Liberal; encabezados por el
señor duque de la Torre, don Francisco Serrano Domínguez, el "general
bonito", primo y protector de nuestro protagonista, que había sido amante
de la reina y ahora era uno de los principales cabecillas en su contra. También
fue detenido don Francisco Serrano Bedoya. Los generales fueron desterrados a
las Canarias y separados entre las distintas islas. A Serrano Bedoya le tocó
Las Palmas.[6] Pensaba
el gobierno del ultraconservador González Bravo que con esta operación había
acabado con la amenaza de un pronunciamiento militar pero no fue así. Entre un
descontento y malestar creciente la conspiración avanzaba, se extendía y era
rumor de dominio público. ¿Que pasa en
Cádiz? Se preguntaba años después Valle Inclán en su "Ruedo Ibérico",
y decía: "Fluctuación en los cambios. La Bolsa en baja. Valores en venta.
El Marqués de Salamanca sonríe entre el humo del veguero. Un agente de cambio
se pega un tiro: ¿Que pasa en Cádiz?"
Y pasaba
que el 16 de septiembre, vía Gibraltar y procedente de su exilio de Londres, llegaba
a Cádiz el general Prim. Dos días después, junto al jefe de la flota almirante
Topete, se declaró en rebeldía a Isabel II. En paralelo, los generales unionistas
habían escapado de su destierro en Canarias y volvían a la Península en el
vapor Buenaventura. A bordo, los generales Serrano Domínguez y Serrano Bedoya.
El 19 desembarcaron en Cádiz, ya en plena efervescencia revolucionaria y ese
mismo día hicieron público un manifiesto revolucionario que se haría famoso y
se conocería por su grito final: “¡Viva España con honra!” Lo firmaban Serrano
Domínguez, Prim, Topete, Dulce, Serrano Bedoya...
"España con honra", manifiesto revolucionario firmado por Serrano Bedoya |
Los
rebeldes se dividieron en dos grupos, uno que al mando de Serrano Domínguez y
por el interior avanzaba hasta Madrid. El 28 de septiembre derrotaron a las
desmoralizadas tropas reales en la batalla de Alcolea. El otro grupo,
encabezado por Prim al que acompañaba Serrano Bedoya, embarcó en la fragata
Zaragoza y empezando por Málaga recorrieron los puertos del Mediterráneo hasta
Barcelona extendiendo la revolución.
En Málaga,
el 25 de septiembre, Prim y Serrano Bedoya fueron recibidos triunfalmente con
repique de campanas, salvas de artillería y recorrido en coche descubierto
entre aclamaciones por las calles de la ciudad... la proclama que dedicaron los
generales rebeldes a los malagueños no fue menos vibrante.[7]
Serrano Bedoya acompañó a Prim hasta Cartagena desde donde regresó a Málaga en la
fragata Villa de Madrid, el 30 de septiembre, para ocupar la capitanía general de
Andalucía y Extremadura. Ese mismo día la ya ex-reina Isabel II cruzaba la
frontera por Irun y difundía una proclama-protesta amenazando con volver.[8]
El 3 de octubre la Junta
Revolucionaria formada en Madrid encargó a Serrano Domínguez la formación de un
gobierno provisional. Con él empezaba un trepidante quinquenio que conoció una
efímera dinastía y una república. Para el general quesadeño parecía llegada la
hora definitiva del poder y la gloria pero para él no fueron estos unos años
sencillos.
El 25 de octubre fue
nombrado director general de la Guardia Civil, cargo que ya había ocupado en
uno de los gobiernos de O´Donnell. Compatibilizó este cargo con la actividad política y unos meses
después fue elegido diputado a la Asamblea Constituyente por el distrito de
Baeza.
Retrato oficial como diputado de la Asamblea Constituyente de 1869 |
Promulgada la nueva
Constitución, el 18 de junio el general Serrano Domínguez fue nombrado por las
Cortes regente del Reino con tratamiento de Alteza. El 16 de noviembre de 1870
las Cortes proclamaron rey al príncipe italiano Amadeo de Saboya. Tres semanas
después moría Francisca, hija de Serrano Bedoya. A pesar del golpe, Serrano no
flaquea y se presenta a las elecciones generales ganando el escaño del distrito
de Cazorla. Obtuvo 5.809 votos sobre un total de 8.172. La situación política
no era nada tranquila. De un lado los sectores republicanos y demócratas
radicalizaban su oposición al nuevo rey.
Del otro, la derecha tradicional borbónica no lo aceptaba considerándolo
un rey advenedizo e ilegítimo, miembro de una dinastía que acababa de privar al
Papa de sus Estados Pontificios. Quizás por esto, porque era un gesto indirecto
de rechazo, Ángel Alcalá Menezo, el de la novela, organizó en Quesada, junio de
1871, un homenaje de la derecha quesadeña al Papa.[9] Serrano
pertenecía a lo que quedaba de la vieja Unión Liberal que, como el propio
monarca, se veía presionada por ambas partes.
Serrano Bedoya seguía
siendo director de la Guardia Civil y gozaba de una buena situación política
por aquellos inestables días. A primeros de 1872 su nombre aparecía en la
prensa como uno de los aspirantes a la cartera de Guerra.[10]
Paradójicamente la prensa de la oposición lo daba como enfrentado a su
protector, Serrano Domínguez, con motivo de las elecciones del 4 de abril; como
causa las discrepancias en los candidatos de los distritos de la provincia de
Jaén.[11]
Los daban además los periódicos por derrotados a ambos pero no sucedió tal cosa.
Si fue cierto que discutieron llegaron a un acuerdo y desde luego ambos
resultaron elegidos. Domínguez por la capital y Serrano Bedoya por Cazorla
donde dio un buen revolcón a otro quesadeño, el demócrata-radical Laureano
Delgado Alférez, por 4.272 votos contra 679. Quizás fuera cierto lo que
afirmaba cierta prensa de que para su elección se apoyaba en "los guardas
de montes del Estado" y en su influencia como director de la Guardia Civil.[12]
A gran velocidad se
descomponía políticamente el reinado de Amadeo. Se radicalizaban las posturas y
los viejos revolucionarios se iban quedando cada vez más descolocados y
cercanos a posiciones moderadas o incluso conservadoras. La inminente
proclamación de la República y el gobierno de los federales no haría sino
acentuar esta tendencia.
Para Serrano Bedoya empieza
una etapa amarga, muy amarga en lo personal, que momentáneamente lo aparta de
la vida política. Por esos días de las elecciones, a primeros de abril, recibía
la noticia de que en la Habana había muerto de cólera su hijo Tomás Serrano
Aizpurúa, comandante del regimiento de Cazadores de Antequera. No hacía aún dos
años de la muerte de su hija Francisca. A Tomás, por la distancia, ni siquiera
pudo enterrarlo. Su primera reacción fue renunciar al ministerio de la Guerra,
que se le daba por seguro en el nuevo gobierno, alegando que no se encontraba
en plenitud de ánimo.[13]
Pocas semanas después, el 18 de junio, renunciaba a su cargo de director de la Guardia
Civil y se apartaba de la vida pública.
La imposibilidad de formar
gobierno obligó a una nueva convocatoria de elecciones que se celebraron el 24
de agosto. A estas ya no se presentó Serrano lo que dio ocasión de ganar el
escaño, esta vez sí, a Laureano Delgado.
En septiembre Serrano se
marchó a los Baños de Zújar, regresando a Madrid a finales de octubre. Durante
estas semanas, además de “tomar las aguas” y visitar a la familia en Quesada,
tuvo ocasión y encontrarse con su sobrino Manuel Serrano Ruiz, recién llegado
de Cuba. Enfermo de paludismo, estaba de permiso en Quesada para reponerse.
Manuel Serrano Ruiz era capitán del regimiento de cazadores de Valmaseda y
participaba en la primera guerra de independencia cubana. Como su primo Tomás,
muerto por el cólera, Manuel también era víctima de enfermedades contraídas en
la guerra. El ejército español tuvo en Cuba más bajas provocadas por
enfermedades que por la propia guerra. Tristes recuerdos traería al general el
encuentro con su sobrino y compañero de su hijo recién fallecido. A su
decaimiento anímico se sumaban los problemas de salud que lo mantenían a menudo
en cama.[14]
Su actividad pública y política es en estos meses es escasa, prácticamente
nula.
La placa equivocada que estuvo colocada en la plaza hasta el 1-3-2019 |
A primeros del nuevo año, el
4 de febrero, el diputado Laureano Delgado, estrella emergente en la política
local, presentaba en el Congreso varias proposiciones firmadas por vecinos de
Huesa, Hinojares, Pozo Alcón y Quesada, que eran apoyadas por los respectivos
ayuntamientos. Pedían “la abolición inmediata de la esclavitud en Puerto Rico”.[15]
Apenas una semana después, el 11 de febrero, el rey Amadeo abdicaba y las
Cortes, tras agradecerle sus servicios, proclamaron la República.
Si desde septiembre del 68
el ritmo político se aceleró, este primer año republicano fue directamente
vertiginoso. Empezó 1873 con un rey y acabó contando tres presidentes del Poder Ejecutivo
de la República. Además, una rebelión cantonal y otra guerra carlista. Serrano,
agobiado por sus desgracias familiares y sobrepasado por la evolución política,
estaba cada vez más fuera de lugar. Incluso en su tierra los detractores
levantan la voz: “…los pueblos de aquella provincia (Jaén) están puestos a
merced de cuatro alcaldes de monterilla hechura de Serrano Bedoya” denunciaba
“La Discusión” el 11 de marzo.
Pero no tenía Serrano la
cabeza para estos ataques. En abril se vio obligado a viajar precipitadamente a
Villacarrillo ante la grave enfermedad de su hija Eloísa, casada en aquel
pueblo.[16]
Murió en ese mismo mes. Era el tercer hijo que fallecía en apenas dos años. A
fines de mayo, tras enterrar a su hija, vuelve a Madrid de donde ya no se
ausentará salvo un corto veraneo en Panticosa y un viaje en octubre a
“Andalucía”, es de imaginar que a Quesada y Villacarrillo.
Finalmente, el 3 de enero de
1874 se produce el golpe de estado del general Pavía que acabó con el gobierno
de Castelar. Disueltas por la fuerza las Cortes, el general Francisco Serrano
Domínguez asumió la presidencia del Poder Ejecutivo y estableció una dictadura
republicana. Serrano Bedoya, que parecía acabado, volvía a la vida política de
la mano de su pariente Domínguez en la que sería su etapa de más relumbrón. Ahora
con un marcado carácter conservador muy lejos de su juventud progresista y
revolucionaria.
La sucesión de
nombramientos fue meteórica. El 19 de enero director general de Infantería, el
16 de marzo capitán general de Cataluña donde permanece hasta el 4 de
septiembre de 1874. Ese día la Gaceta de Madrid de publicaba un decreto del
presidente del Poder Ejecutivo de la República, refrendado por el presidente
del Consejo de Ministros, Práxedes Mateo Sagasta en el que nombraba al teniente
general D. Francisco Serrano Bedoya ministro de la Guerra. Permaneció al frente
del ministerio hasta el pronunciamiento militar de Martínez Campos el 29 de
diciembre de ese año que restauró a la dinastía borbónica en Alfonso, hijo de
Isabel II.
Gaceta de Madrid. El presidente del Poder Ejecutivo de la República nombra ministro de la Guerra a Francisco Serrano Bedoya. |
Como se ve, la placa de la
Plaza de la Constitución está claramente equivocada. Serrano fue ministro de la
República y no de Isabel II. Para cuando fue nombrado, Isabel vivía exiliada en
Francia y sin expectativas de volver pues ni los propios partidarios de los
Borbones querían su vuelta y proclamaron rey a su hijo Alfonso. Y no solo eso.
Como se ha visto, fue partícipe activo en la revolución de septiembre del 68,
la Gloriosa, que fue la que mandó al exilio a la reina.
A su salida del gobierno Serrano
tiene sesenta años y es un hombre mayor
muy baqueteado por la vida. Se retiró de la política activa. En 1875 le compró
a la Beneficencia de Úbeda el cortijo de Carpeta,[17]
que le permitía estar cerca de los suyos en Quesada y Villacarrillo. En Quesada
seguían sus hermanos Ramón y José actuando como personajes importantes del pueblo en su calidad de grandes
propietarios. Especialmente activo en la política local fue Ramón, varias veces
alcalde y concejal hasta su muerte en 1893. Es de imaginar que también dieron
ellos un giro moderado y conservador a sus viejos ideales progresistas. Desde
luego no había ningún Serrano en la lista de quesadeños que manifestaron su
adhesión al partido Democrático-Progresista, de origen republicano, el 12 de
mayo de 1880.[18]
Quesada, su
pueblo natal, iba cambiando y cada vez resultaba menos parecido al que conoció en su juventud y en sus viajes posteriores. En mitad del pueblo la
plaza de la Constitución, antes de la Villa, tras su muerte del General
Serrano, había dejado de ser un espacio abierto y diáfano en el que se
celebraba el mercado. Hacía 1880 estaban plantándose los olmos del jardín algunos
de los cuales sobreviven en la actualidad. Dedicar la plaza a jardín y paseo
había obligado a los vendedores a instalar sus puestos en las calles o a ir
deambulando por ellas con la mercancía a cuestas pregonándola a voces. Hasta
que finalmente se instaló el mercado en el claustro del viejo convento, la
situación fue algo caótica. Serrano tendría al ver los cambios la misma
sensación que tenemos todos los mayores, y que tendrán los futuros mayores, de no
reconocer el pueblo que se ha conocido.
Don Francisco
Serrano acató al nuevo rey Alfonso XII y se incorporó a la nueva clase
dirigente ya en calidad de “vieja gloria” y en los puestos de figurón que
habitualmente se les reserva. En 1881 fue nombrado presidente del Consejo
Supremo de Guerra y ese mismo año, el
nueve de septiembre, fue nombrado senador vitalicio del Reino. Para su
nombramiento hizo falta retorcer un poco la flamante constitución de 1876 pues
él nunca fue “Ministro de la Corona” como exigía su artículo 22, sino ministro
de la República.
El 23 de
septiembre de 1882 falleció en su casa de la calle Ballesta a las ocho de la
tarde “después de una larga y penosa enfermedad”[19]
La noticia tuvo gran impacto en la prensa de la época, que le dedicó elogiosos obituarios
que siempre empezaban diciendo que nació en Quesada (Jaén). En ellos se le daba
relevancia a sus aventuras durante las guerras carlistas y se evitaba su
participación en la revolución que había expulsado a la que no dejaba de ser la
madre del entonces rey y, por supuesto, se olvidaba que fue miembro del
último gobierno de la República. Como senador que era y según estipulaba el
reglamento del Senado, una comisión de senadores presidió su entierro. En algún
momento, no sé cuando, con posterioridad a su muerte, el Ayuntamiento de
Quesada decidió que la plaza se llamara del General Serrano Bedoya y así siguió
hasta que en 1931 se proclamó otra República que se quedó con el nombre de la
plaza.
[1] "El Clamor Público" 25-3-1857
[2] Por ejemplo, su ficha de diputado en el Congreso
dice 1813 mientras que la biografía de la Real Academia de la Historia da como
fecha 1812.
[3] En noviembre de 1857 se dejaba ver en actos sociales
junto a O´Donnell y otros generales unionistas. Por ejemplo, en la inauguración
del Circo Gallístico (de pelea de gallos) de Madrid en Recoletos. "La
Iberia" 18 de noviembre de 1857.
[4] "La España" 24 de noviembre de 1858.
[5] "El Imparcial" 7 de junio de 1867.
[6] "La Nación" resumen de prensa los días 8 y
9 de julio de 1868
[7] Concluía así: "¡Malagueños! ¡Viva la Libertad!
¡Viva la Soberanía Nacional! ¡Viva la marina Española! ¡Viva la unión del
Pueblo y el Ejército! A bordo de la blindada Zaragoza. Rada de Málaga 25 de
septiembre de 1868. Juan Prim. Francisco Serrano Bedoya." "Diario de
Córdoba" 27 de septiembre.
[8] Que volvería "porque los eclipses de la razón y
del honor son, gracias al cielo, muy pasajeros en España.” Se publicó en el
"Courrier de Bayonne" y lo reproduce "La Correspondencia de
España" de 1 de octubre. Por suerte para todos no volvió.
[9] “La
Esperanza” 28-6-1871
[10] Ver, p. ejemplo, La Correspondencia de España
25-1-1872
[11] "La nación. Diario Progresista" decía el 8
de febrero de 1872: "Sentimos curiosidad, mucha curiosidad por saber lo
que pasa en la provincia de Jaén, en materia de lecciones. Los generales
Serrano Bedoya y Domínguez parece que están en disidencia, respecto del asunto
que nos ocupa; tal proporción va tomando el asunto, que se temen disgustos de
marca mayor. Lo original del caso es que los dos generales unionistas se
disputan el derecho a sufrir una derrota. ¡Que cosas tan raras se ven!..."
[12] "La Época" 13-02-1872
[13] "La Esperanza" 9 de abril de 1872
[14] “La Correspondencia de España”
24-11-1872
[15] “Diario de Sesiones Congreso”
4-2-1873
[16] La relación del general con Villacarrillo fue grande
pues allí se había casado y establecido años atrás su hermano Pedro, comandante
de infantería, que llegó a ser alcalde
en 1869.
[17] Gines de la Jara Torres Navarrete. “Historia de
Úbeda en sus documentos. Tomo II” Asociación Alfredo Cazabán.
[18] “La Discusión” 18-4-1880
[19] Obituario “La Correspondencia de España” 24-9-1882