Placa de la calle Pedro Sánchez Guerrero, recientemente destrozada en una obra de reforma |
El callejero tradicional.
La
idea actual de calle como una vía o segmento de ella, alineada en una o dos
aceras y con todas sus casas numeradas, el concepto de dirección postal, no es
algo que haya existido siempre. En tiempos antiguos se entendía por calle algo
mucho más difuso. El nombre podía agrupar varias vías, manzanas y
casas sueltas sin seguir otro criterio que la proximidad o la costumbre. Por
ejemplo, la del Bache no era una calle como tal sino una parte, una zona del
pueblo; las casas que se construyeron al hacer la carretera de Peal pertenecían
a la calle del Ángel, como todos los callejones y bocacalles de la actual.
Los
nombres de las calles de Quesada con anterioridad a 1850
eran pocos y en su mayoría han sobrevivido. Aprovechaban el lugar
donde estaban como ocurre con la del Alcázar, el Cinto (del recinto amurallado), Adentro
(dentro del arrabal amurallado) o del edificio principal al que daban acceso: la calle de las Monjas (actual Hospital y callejón de las
Monjas), San Juan (plaza de la Coronación), en ambos casos por los conventos masculino
y femenino que existían en el pueblo, y también la de Madre de Dios (por la
ermita de ese nombre y cementerio anejo).
Otras
adquirieron el nombre de algún vecino de la calle que en su día fue famoso y del que se ha perdido el recuerdo: Don Pedro (también citada como Don Pedro Gámez, quizás por el
teniente de corregidor de finales del siglo XVII, Don Pedro Gámez Negrillo o
alguien de su familia), Rodrigo de Poyatos (Dr. Carriazo) o Pedro Sánchez
Guerrero. Esta última empezaba en la plaza, al principio de la actual calle del
Agua, pero en la primera bifurcación seguía por la actual Dr. Muñoz. Desde esa
bifurcación la calle de la derecha tomaba el nombre tradicional de Agua, porque por ella corrían los derrames de la fuente pública y las escorrentías de la lluvia.
La
plaza era conocida simplemente como plaza a secas, aunque a veces se le añadía “de
la Villa” o “del mercado”, por ser allí donde se celebraba. Como Nueva
se conocía a la que se abrió cuando tras las guerras de Granada el pueblo se
extendió más allá de la muralla. Bache recibía su nombre del que hubo allí (bache es un sitio donde se encierra amontonado el
ganado lanar para que sude antes de esquilarlo). De otros muchos nombres no he conseguido averiguar con precisión su origen: Alcaraz (actual de los Arcos),
Ángel, Concejo (actual Correo), Corralazo (las dos manzanas finales de la acera
izquierda de Don Pedro), Espinillos, Patona, Cruz Verde (a veces conocida como Cruz
Colorada, al final de la actual Dr. Muñoz).
Quizás el más chocante de todos estos nombres tradicionales sea, por el equívoco que puede provocar, el de Franco. Sobrevivió hasta hace unos treinta años y contra lo que pueda parecer es un nombre muy antiguo, calle o casas de Franco, y hace referencia a una parte del pueblo libre de algunos arbitrios y tasas. Tiene el mismo sentido que el que actualmente se da a zonas o puertos francos.
La ambigüedad e indefinición del callejero afectaba poco a la vida cotidiana de los vecinos que para manejarse no necesitaban ni nombres ni números. Sin embargo, la falta de estos dificultaba los registros catastrales que eran fundamentales para la recaudación de impuestos. Todas las reformas del callejero que se han emprendido hasta llegar a la actual configuración urbana, tuvieron un origen fiscal y la finalidad de ordenar e identificar contribuciones y repartimientos. De hecho, todos los nombres tradicionales se pueden documentar desde antiguo en las relaciones de los repartimientos de alcabalas ( antiguo tributo que se pagaba al fisco en compraventas y permutas) conservadas en el archivo municipal. Incluso hoy, además del uso postal, el callejero tiene una función catastral.
El callejero tradicional de los siglos XVII, XVIII y primera mitad del XIX está recogido en el conocido plano de Quesada que, para el diccionario geográfico de Pascual Madoz, hizo hacia 1850 Francisco Coello de Portugal y Quesada, el más famoso de los cartógrafos españoles del siglo XIX.
Plano de Coello, hacia 1850 |
Reforma de 1860.
Durante el reinado de Isabel II se acometió una
de las primeras reformas del nomenclátor. La Real Orden de 24 de febrero de
1860 (publicada en la Gaceta del 28), Reglas
para efectuar la rotulación de calles y numeración de casas, ordenaba que en cada pueblo se abriera un
registro de calles y números donde se anotaran en el futuro los cambios
que se produjesen. Establecía también que las calles estuvieran rotuladas
y las casas numeradas. Se debía procurar que las calles tuvieran un solo nombre, a menos que llegue a variar de dirección en ángulo recto, o que esté
atravesada por un rio, o cortada por una calle más ancha o por una plaza.
Para determinar donde empezaban y acababan se ordenaba que se
colocaran placas en la entrada y salida a la izquierda del transeúnte y en el
sentido en que han de leerse.
Respecto
a la numeración de las casas los números se debían asignar en el orden de
pares e impares a derecha e izquierda, a empezar del punto de partida, que en
los pueblos donde hubiese una plaza situada próximamente en el centro sería
esta y la numeración debía empezar en el punto más próximo a ella. En el caso de
Quesada el punto de inicio es la plaza y más concretamente la casa del
ayuntamiento.
Son cosas que, aunque hoy
día nos parezcan evidentes, supusieron una pequeña revolución.
Fue necesario nombrar una comisión de concejales (Tomás Bello y Fermín Serrano)
para que aplicasen las reglas al casco urbano de Quesada. Con la reordenación
se crearon nuevos nombres por división de los antiguos, como Sepulcro (actual
Quesada Solidaria), Chanzas (actual Bernardo López ), Escuelas (izquierda plaza
de la Coronación) y alguna más. Bache fue desdoblada en Bache Alta (Josefina
Manresa) y Bache Baja (la actual Bache). Sin embargo, otras como Ángel o
Corralazo, mantuvieron la ambigüedad y siguieron nombrando varios trozos de
calle.
Este callejero que se usó durante la segunda mitad del siglo XIX es el recogido en el plano del casco urbano de Quesada que hizo en 1896 el Instituto Geográfico y Estadístico, antecedente del actual Instituto Geográfico Nacional.
Plano del Instituto Geográfico y Estadístico. 1896 |
La
calle Nueva se llamó avenida García Prieto (Manuel García Prieto, jefe del
partido Liberal, presidente del Consejo de Ministros tres veces entre 1917 y
1923, compañero y amigo de Laureano Delgado, importante figura política local
del momento). Para el partido Conservador fue la histórica calle de San
Juan (lateral derecho de Coronación), que se llamó Prado Palacio (José del Prado y
Palacio. Jefe del partido Conservador en Jaén, alcalde de Jaén y de Madrid
(1914-15), ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes con Maura). La calle
del Agua se convirtió en Mariano Foronda (diputado conservador por el distrito
entre 1907 y 1923) y la del Hospital en Ramón de la Higuera (Farmacéutico con
establecimiento abierto en Jaén, diputado provincial y presidente de la
Diputación en 1913-14. Era natural de Quesada, hijo del farmacéutico que
ejerció en la calle Nueva buena parte del siglo XIX llamado también Ramón).
Sin
esa significación política, en los primeros años del siglo XX se dio el nombre
del Dr. Muñoz (lo sigue manteniendo) a la calle de Pedro Sánchez Guerrero,
también conocida en tiempos como Cruz Verde y Cruz Colorada (el médico Antonio
Muñoz Ruiz de Pasanís, natural de Cazorla, se había casado con la viuda de
Caviedes viviendo hasta su muerte en Santa Cruz).
Pero
seguramente resultó más extravagante y menos aceptado el cambio que
sufrió la calle Madre de Dios. En 1921 se le dio el nombre de Florencio
Villalta, quien al parecer había nacido en esa calle. Florencio Villalta Claverías
era inspector de policía, fue jefe de la Brigada de Anarquismo y Socialismo de
Barcelona y posteriormente de la Brigada Nocturna de Madrid. No hay mucha
noticia más sobre el personaje y no pertenecía a ninguna familia relevante de
Quesada.
También
a principios del siglo XX la calle de Don Pedro perdió su antiguo
nombre por razones político-sociales. Se le dio el de su más “ilustre”
vecino, Laureano Delgado. Ciges Aparicio se había inspirado en él para el
personaje de don Dámaso Espino, el viejo cacique de Villavieja. En algún
momento de los años veinte se volvió a cambiar el nombre para darle el de su
yerno, Pedro Villar (Lorenzo Delmás en Villavieja) casado con su única hija y
heredera. En 1931 se mantuvo la denominación, pues Villar era por entonces destacado
miembro en Jaén del Partido Republicano Radical (derecha republicana) y más tarde animador provincial de su escisión, Unión Republicana.
Reforma
de 1930.
La
reforma de 1860 fue ampliada 70 años después por la real orden de 4 de enero de
1930 (Gaceta del día 7), que disponía que los ayuntamientos procediesen a
rectificar la rotulación de las calles y la numeración de los edificios como
trabajo preliminar del Censo de población. Sus normas eran mucho más estrictas
y modernas y provocaron un cambio radical en el callejero de
Quesada. Cuando pocos meses después concluyó su implantación habían
desaparecido las anomalías de que un nombre abarcase vías extrañas y
separadas, así como de que estuviesen sin numerar casi todos los edificios. De
la separación y ordenación de calles habían resultado 31 nuevas vías a las que
había que nombrar. En el pleno de 2 de julio de 1930 el alcalde presentó una propuesta destinada a recordar personajes que
tuviesen relieve en el pasado local.
Son
18 los personajes históricos que se propusieron. En el acta del pleno municipal
se añadió a cada nombre una pequeña indicación de sus méritos y relación con
Quesada. Leyendo esta lista viene inmediatamente a la cabeza Juan de Mata
Carriazo, pues no pudo ser otro su autor. Se aprecia su mano, su estilo y su
sensibilidad histórica. Hay en la relación personajes muy raros y completamente
desconocidos que Carriazo había “descubierto” y citado en sus muchas publicaciones
sobre Quesada. En anexo final se reproduce esta relación literal de personajes y
su argumento. Muchos de los nombres siguen existiendo en la actualidad y permiten
comprobar, una vez más, como Carriazo fue la sombra permanente que cobijó (y lo
sigue haciendo) la Historia de Quesada.
Además de los personajes relacionados con el pueblo se propusieron otros 12 nombres que incluían glorias nacionales (Cervantes, Velázquez, Lope de Vega, Goya y Colón), ilustres y preclaros comprovincianos (Bernardo López García – poeta de Jaén – y Martínez Montañés – escultor nacido en Alcalá la Real–) y heroicos hechos de armas, que tan alto pusieron nuestro nombre: Bailén, Navas de Tolosa, Numancia y Dos de Mayo). Finalmente, y como homenaje sentido de cariño merece calle el Betis famoso, que nace del seno de nuestro término, se puso su nombre a una parte del Paseo de Santa María.
La
propuesta de los 30 nombres fue aprobada por unanimidad acordándose además que, para completar el total de 31, el trozo de la
calle de Franco, conocida de siempre por Sepulcro, recuperara su nombre
tradicional. Se aprovechó también la ocasión para retirar el de Florencio
Villalta, en palabras de uno de los concejales porque de este modo se quitaría
de sus conciencias el peso de la ingrata resolución que así lo puso y que por
añadidura nuestro paisano se ha hecho poco acreedor a tan señalada distinción.
Volvió a llamarse Madre de Dios.
Con
este callejero, en el que se mantenían los nombres políticos anteriormente
citados, Quesada dejó atrás la Monarquía y entró en la República. Pero antes de
llegar a lo que fue su reforma del callejero, hay que decir que a primeros de
mayo de aquel 1930 habían presentado un escrito Juan Arroquia y Valentín de las
Marinas. Pedían que se aprovechara la reforma del nomenclátor para dedicar
calles a Eusebio Marín Rodríguez, soldado que murió heroicamente en Marruecos el
año 1925, de otros que también perdieron la vida en África y del teniente
Ceballos, también desaparecido en 1921. Además, solicitaron el mismo
reconocimiento para el gran pedagogo y artista Isidoro Bello y para el cantor
de nuestro temple y de nuestra historia Pedro Hidalgo. Solo se aceptó, y
porque ya estaba en la lista de Carriazo, a este último.
Elaboración propia |
Reforma de 1931.
Tras
la proclamación de la República se hizo cargo del Ayuntamiento una comisión
gestora de la “Derecha Republicana”. El 31 de mayo se repitieron las elecciones
municipales que ganó la candidatura socialista quedando en minoría la derecha
(Partido Republicano Radical). El nuevo Ayuntamiento se constituyó el 5 de
junio de 1931. Apenas una semana después el alcalde, Eustaquio López, informó
al pleno que desde hacía días estaba recibiendo peticiones para que se
cambiasen las calles y que se evocase a figuras relevantes de la democracia y
del socialismo. Se acordó que la comisión de Ornato lo estudiase e hiciese una
propuesta.
En
pocos días estuvo lista de cambios, que fue aprobada en el pleno
del 23 de junio y que relaciono en un segundo anexo final. Los
nombres eliminados incluían, lógicamente, los de políticos de la
etapa anterior: Prado Palacio, García Prieto, Foronda, y Ramón de la Higuera.
También algunos de los incluidos en la reforma de 1930: Navas
de Tolosa, Goya, Lope de Vega, Martínez Montañés, Velázquez, Bailén, Numancia,
Cristóbal Colón y El Edrisi. Pero además se eliminaron algunos otros tradicionales: Sepulcro, Adentro, Cinto, Espinillos, Bache, Patona, Carrasca y
Paseo de Santa María. Excepto en el primer grupo no se observa otro criterio
que el de conseguir vacantes para las nuevas denominaciones.
Estas
denominaciones fueron sustituidas por otras acordes con el nuevo régimen: Carrera
de la Libertad, Fermín Galán y García Hernández (los capitanes de Jaca), 14 de
Abril, Alcalá Zamora (presidente de la República), Mariana Pineda, Nicolás
Salmerón y Emilio Castelar (presidentes de la I República). Además, y como ya
había ocurrido anteriormente, no era ninguna novedad, se incluyeron
personalidades políticas de la preferencia de los gobernantes municipales: Pablo
Iglesias, Largo Caballero, Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos, Andrés
Saborit (político socialista afín a Besteiro) y Lucio Martínez (diputado socialista
por Jaén en 1931, consejero de la O.I.T.). Lógicamente la plaza se denominó de
la República.
Pero
el dictamen de la comisión de Ornato incluía otras dos importantes propuestas.
El segundo punto del acuerdo municipal para el cambio de nombres dice
literalmente: Que se evoque las figuras locales del Doctor Carriazo Arroquia,
ilustre paisano y sabio catedrático y de los mártires de África.
Juan
de Mata Carriazo había conseguido pocos años antes la cátedra de Historia
Antigua y Medieval de la Universidad de Sevilla. Fue el primero que excavó
Bruñel (el 11 de agosto de 1924 según consta en su cuaderno personal de
notas), trabajos que financió con una suscripción popular. Los quesadeños estaban
familiarizados con la imagen de un joven Carriazo recorriendo el pueblo y sus
alrededores ocupado en localizar y documentar cualquier vestigio del pasado. Para la
gran mayoría su actividades resultaban inescrutables y sorprendentes, pero él fue
enormemente respetado y se le tenía, con razón, por el sabio local.
Se
le dio su nombre a la antigua calle Rodrigo de Poyatos (personaje antiguo y desconocido), que es la que actualmente lo sigue llevando, de manera que es la única
calle de la República que permanece en la actualidad. Este verano se cumplen 90
años de aquel homenaje al Dr. Carriazo. En el pleno de unos días después (el 27 de
julio), el alcalde dio cuenta de que se había recibido una carta de Carriazo
dirigida al Ayuntamiento. En ella agradecía efusivamente a la corporación el acuerdo de rotular
con su nombre una calle de esta ciudad pero rogaba que se demore esta muestra
de cariño con que su pueblo le distingue, por diez años, para mejor merecerlo (tenía por entonces apenas 32 años). Además, encarecía que se ordene,
coleccione y arregle el archivo municipal, donde existen documentos de gran
valor histórico, que han de ser de gran utilidad y que darán mucha luz para que
el pasado de Quesada brille con todo esplendor, en el libro que sobre la
historia de Quesada y Tíscar piensa publicar (lo hizo muchos años después con
su “Colección diplomática de Quesada”).
El Ayuntamiento, por
aclamación y con el mayor entusiasmo, acordó que se proceda sin demora de
ninguna clase a la reorganización y arreglo del archivo municipal, pero también
rechazó la demora en la rotulación de la calle destinada a perpetuar el nombre
del preclaro y prestigioso hijo de Quesada, D. Juan de Mata Carriazo, acuerdo
del que se le remitió copia certificada.
La otra propuesta se refería
a los “Mártires de África”,
los soldados quesadeños muertos en las campañas coloniales de Marruecos. Como
ya se ha visto, el año anterior Arroquia y Marinas habían pedido que se les
homenajeara, pero no fue hasta la llegada de la República cuando se tomó en
consideración la propuesta.
Eran siete los soldados muertos en África. De cuatro de ellos no he conseguido averiguar la fecha y circunstancias de su muerte: Juan Plaza Sánchez, Blas Alacio Segura, Cándido Padilla Leiva y Víctor Gámez Moreno.
De
los otros tres hay alguna información. El muerto más reciente era Eusebio Marín Rodríguez, soldado del
batallón de montaña de Estella, que murió en julio de 1925 durante la defensa
de la posición de Casa Hamido, cabila de Beni Lait (zona occidental entre
Tetuán y Xauen). Según publicó el periódico de Melilla “Telegrama del Rif”
(24-7-1925), fue mencionado en el “orden del día” por el general Saro:
Soldado, Eusebio Marín Rodríguez, que
puso fuera de combate a dos rebeldes, y cuando jocosamente decía, «voy por el
tercero», recibió dos balazos en la cabeza, cayendo muerto.
Se
le dio su nombre a la calle del Agua.
José
Esquinas Carmona fue soldado de la 2ª compañía del regimiento de Artillería de
Melilla. Fue declarado desaparecido el 1 de agosto 1922 (D.O. Ministerio de la Guerra
6-11-1924). La declaración oficial se producía legalmente al año de su
desaparición, de manera que murió en los últimos días de julio de 1921, durante
los terribles sucesos desencadenados en Annual. Su cuerpo nunca fue
identificado pues entonces no se utilizaban todavía chapas con los datos
personales. Fue uno más de los miles de cadáveres insepultos y en descomposición
que se encontraron durante los meses posteriores al Desastre. Su calle, la del
Grajo.
Por
último, Ramón Rodríguez Ceballos, nacido en la calle de la Carrasca, un caso de
auténtica mala suerte. Se había reenganchado en el ejército y en 1919, estando destinado
en el regimiento Borbón 17, había sido ascendido a alférez (“Diario oficial del
Ministerio de la Guerra” 29/06/1919). A principios de 1920 intercambió
destino con otro alférez, incorporándose al regimiento San Fernando 11. Este
regimiento tenía su base en Dar Drius, Comandancia de Melilla, desde donde
partía el camino hacia Annual. A finales de agosto de
1921 se le concedió el traslado al regimiento Ceuta 60. Si le hubiera dado
tiempo a incorporarse hubiera salvado la vida, pero fue cuestión de días.
La
madrugada del 22 de julio se produjo el ataque de Abd-El-Krim al campamento de
Annual, la muerte del general Fernández Silvestre y la desbandada de las tropas.
El desastre fue absoluto, todas las posiciones fueron cayendo en pocas horas o días. Los soldados huían en completa desorganización dejando en el camino centenares
de muertos, que al final de los sucesos se contaron por miles. Muchos de ellos
se refugiaron en Drius, donde estaba Ramón Rodríguez.
El día 23 el general Navarro, sustituto de Silvestre, ordenó abandonar el acuartelamiento de Drius formando una columna que, en penosa marcha, plena de desgracias y peripecias como la carga de la caballería de Alcántara en el río Igan, consiguió llegar a Monte Arruit el día 29 de julio. No pudieron continuar porque todo el territorio hasta las mismas puertas de Melilla se había perdido. Allí quedaron sitiados 3.000 soldados, sin agua y sin suministros.
Tras
la rendición de los sitiados se produjo una terrible matanza y quedaron más de 2.000 cadáveres
abandonados a la intemperie. Cuando se recuperó Monte Arruit, ya en el otoño, los cuerpos seguían insepultos donde habían caído. No pudieron ser identificados por el terrible estado en que se encontraban y fueron declarados desaparecidos. Uno de ellos fue Ramón
Rodríguez Ceballos, que perdió la vida por cuestión de días, los que le
faltaron para alcanzar su traslado a Ceuta. Fue ascendido a teniente a título
póstumo. A la calle donde nació, Carrasca, se le dio su nombre.
Volviendo al pleno de 23 de junio de 1931, a propuesta de un grupo de vecinos se tomaron otros dos acuerdos para sendas calles. Primero, dar el nombre de las hermanas Eloisa y Francisca Serrano Rivera, a la calle donde estas costeaban la construcción de un teatro, que a su vez llevaría por nombre hermanos Álvarez Quintero. Como cantores de nuestro hijo, el glorioso Betis se les nombró hijos adoptivos y se le dio su nombre a la actual calle Isabel La Católica.
El
acuerdo se aprobó por mayoría, con el voto en contra de los concejales de la
minoría de la derecha republicana (PRR), que se opuso a la desaparición de nombres de
paisanos tan ilustres como Ramón de la Higuera y Santiago García. Santiago
Vicente García, hoy completamente olvidado, fue un conocido autor de libros
de texto de gramática y latín a mediados del siglo XIX y su calle era la que
pasó a llamarse Dr. Carriazo (en otra entrada -enlace- hice una breve reseña de
este personaje). La de Ramón de la Higuera era la del Hospital, que pasó a
llamarse Mariana Pineda.
Como
suele suceder, las calles siguieron siendo conocidas popularmente por su nombre
tradicional y se utilizaba el oficial solo a efectos postales y legales. Tan es
así que en plena guerra, en 1937 y 38, incluso en las actas del Consejo
Municipal se utilizaba la denominación tradicional, de manera que no era raro que
la calle Pablo Iglesias, por ejemplo, fuera citada como Paseo de Santa María. En
1939 todo volvió a cambiar.
A
las pocas semanas de la entrada de las tropas ocupantes, en mayo de 1939, la plaza de la República pasó a ser del Generalísimo,
la carrera de la Libertad (Nueva) avenida de José Antonio y la de la Lonja plaza de los Mártires (por los asesinados en 1936). Tuvieron también su nombre
los generales Queipo de Llano (Don Pedro), Sanjurjo (Monte) y Mola (Hospital). Igualmente,
los únicos tres soldados muertos en el bando franquista: Fernando Baras (actual
Niña Ana), Ramón Vela (Postigos) y Bruno Marín (Bache). Completaban la nómina
Onésimo Redondo (Rafael Alberti), Capitán Cortés (Adentro), Ruiz de Alda (María
la Galiana) y el “protomártir” Matías Montero.
Con
el crecimiento de los años sesenta y setenta se crearon calles nuevas y nuevos
nombres y en 1983 se eliminaron los franquistas apareciendo el callejero actual.
Este cambio quedó simbolizado en la plaza, que dejó de ser del Generalísimo
para pasar a Constitución. De forma sorprendente Lorenzo Delmás (Villavieja)
“recuperó” su nombre y hoy día la muy antigua calle de Don Pedro se llama Don
Pedro Villar. Pero esto más que historia es actualidad.
RELACIÓN DE PERSONAJES
DE LA HISTORIA LOCAL PROPUESTA EN 1930 POR CARRIAZO PARA LAS NUEVAS CALLES.
Alfonso
VII, Primer conquistador de Quesada en 1157.
San
Fernando, Segundo conquistador de Quesada, en 1224.
Arzobispo
Jiménez de Rada, Tercer conquistador de Quesada en 1230; reedificó sus
murallas, le otorgó fuero en 1245 y fundó el Adelantamiento de Cazorla,
relatando estos sucesos en su crónica Latina.
Alfonso
X, concedió a Úbeda en 1275 “Tíscar, Huesa e Velerda castillos que tiene
Mahomad fijo de Handón”.
Infante
don Enrique, hijo de San Fernando y adelantado mayor de Andalucía, que
construyó hacia 1300 la atalaya del puerto de Tíscar.
Fernando
IV, recupero en 1310, día de San Pedro y San Pablo, la plaza de Quesada, que se
había perdido en 1295 y otra vez, en 1302.
Infante
don Pedro, tío y tutor de Alfonso XI, conquistó en 1319 el castillo de Tíscar.
Pedro
de Hidalgo, Escudero de García López de Padilla, maestre de Calatrava, que se
distinguió heroicamente en la conquista de Tíscar.
María
de Quesada, heroica mujer que se destacó rechazando un ataque de los moros
durante el reinado de Enrique cuarto.
Felipe
II, declaró villa exenta a Quesada, qué desde 1331 pertenecía a Úbeda, por
privilegio de Alfonso XI y le concedió las dehesas de Grillera y otras
mercedes.
El
Edrisí, Geógrafo musulmán del siglo XII, qué hace la cita más antigua de
Quesada cómo “fuerte poblado como una villa que tiene bazares, baños, posadas y
arrabales”.
Ruiz
Díaz de Quesada, autor, en 1466, de una Memoria o Calendario de las cosas
acaecidas en Quesada, manuscrito citado por Argote de Molina.
Luis
Valera de Mendoza. Autor de una ”Historia de Cazorla y de Quesada”, que cita
Argote de Molina.
Argote
de Molina, autor de la “Nobleza de Andalucía”, en la que se habla mucho de
Tíscar y Quesada.
Ruiz
de Villaviciosa, Cristóbal Ruiz de Villaviciosa y Villalta, prior de Valdepeñas
de Jaén, escribió una “Descripción en octavas de la Villa de Quesada”, en fecha
incierta del siglo XVII.
Escudero
de la Torre, el licenciado Fernando Alonso Escudero de la Torre, imprimió en
Madrid, en 1669, una “Historia de los célebres santuarios del Adelantamiento de
Cazorla… y nuestra señora de Tíscar de la Villa de Quesada”.
Cronista
Amador Gutiérrez, el licenciado Fernando Amador Gutiérrez (escribió) en 1670
una “Historia de Quesada”, manuscrito en la colección del duque de T´Serclaes.
Isabel
la Católica, que pernoctó en Quesada cuando fue al cerco de Baza.
Nuevos
nombres aprobados en el pleno municipal de 23 de junio de 1931.
García Prieto (Nueva), pasa a
denominarse Carrera de la Libertad
Mariano Foronda (Agua), id Eusebio Marín
Santiago García, id Dr. Carriazo
Arroquia
Navas de Tolosa, id García Hernández
Paseo de Santa María, id Pablo Iglesias
Adentro, id Fermín Galán
Ramón de la Higuera (Hospital), id
Mariana Pineda
Goya, (id) Largo Caballero
Lope de Vega (Grajo), id José Esquinas
Martínez Montañés (Quebradas), id Indalecio
Prieto
Sepulcro (ONG Quesada Solidaria), id Andrés
Saborit
Cinto, id Víctor Gámez
Cristóbal Colón (Antonio Navarrete), Blas
Alacio Segura
Espinillos, id Juan Plaza
Carrasca, id alférez Rodríguez Ceballos
Velázquez, id Cándido Padilla
Prado Palacio, (Coronación) Niceto
Alcalá Zamora
Patona ,
id Lucio Martínez
Bache, id
Nicolás Salmerón
Bailén, (no identificada) id 14 de Abril
Numancia, (Cuesta de San Juan) id Fernando
de los Ríos
El Edrisi, (no identificada) id Emilio
Castelar