"La humanidad, al soplo
de la otoñada, tiembla,
cual si temiera algo
que le acechase cerca."
En el número 1 de la Revista Sueños de Quesada, editada a
primeros de 2019 por la Asociación de Amigos de Rafael Zabaleta, publiqué una
semblanza de Juan Arroquia Herrera. Arroquia había sido un importante personaje
de la vida social, cultural y política quesadeña de los años veinte y treinta.
Durante la guerra fue Director General
de Correos y a su final marchó al exilio en Francia, donde vivió casi todo el
resto de su vida.
Estando ya en imprenta el artículo, conseguí en el Centro
Documental de la Memoria Histórica de Salamanca una copia de su expediente de
depuración político-social como funcionario de Correos. Contiene amplia
información sobre su vida y en especial sobre los meses iniciales de la guerra
civil, cuando desempeñaba el cargo de Administrador Principal de Correos de
Jaén. Si ya de por sí la figura de Juan Herrera se mostraba como uno de los
personajes más importantes de la vida quesadeña de aquel momento, los papeles
de Salamanca dibujan el retrato de un funcionario honesto y leal en todo
momento a la República, que al tiempo favoreció, y a menudo salvó la vida, a
numerosas personas, muchas de ellas simpatizantes de los sublevados.
En Quesada, sin embargo, se ha perdido casi por completo su
memoria. Con la intención de paliar este olvido, y a la vez como homenaje,
escribo estas nuevas líneas que recogen
lo fundamental de la revista Sueños de Quesada y la información obtenida en
Salamanca.
Juan Arroquia Herrera
nació en Jódar en 1899 y murió en Madrid el 25 de abril de 1971. A poco de aprobar en
1918[1] las
oposiciones al cuerpo técnico de Correos, fue nombrado administrador de la estafeta
de Quesada. En la elección de esta plaza sin duda pesó que allí tuviera familia,
pues era el pueblo donde se había casado su tía Ángeles Arroquia y donde vivían
sus primos Juan de Mata y Ángel Carriazo Arroquia. La integración de Juan en la
vida quesadeña, seguramente de la mano de sus primos, fue rápida. En agosto de 1923 formaba parte del grupo que fundó el
“Colegio Moderno”, del que era, según el folleto que se publicó como
presentación del colegio, administrador y profesor de Geografía y Literatura. En 1926, con ocasión del VI Certamen
Nacional del Ahorro de Coruña, fue premiado con 250 ptas. por el Consejo de
Administración de la Caja Postal de Ahorros. El motivo del premio fue estar la estafeta
de Quesada entre las oficinas que habían celebrado "fiestas de ahorro con reparto de libretas" durante 1925.[2]
El desempeño de su puesto de trabajo en la
oficina de Correos, así como el protagonismo en actividades de carácter cultural y social hicieron
rápidamente de él un personaje local notorio. Fue escritor y poeta; publicó en
varias revistas, una de ellas Cosmópolis, donde en 1929 aparecía su poema
"Otoño", anunciado como "versos de Juan Arroquia Herrera,
ilustrados por Olivas".[3] Arroquia
en este apartado rincón seguía al día la actualidad literaria del país. Se
puede comprobar en un tarjetón que envió a Rafael Láinez: "Me ha quedado
el recuerdo de esa tarde de Romancero a lo García Lorca"[4]
"Guía sentimental" Don Lope de Sosa, 1930 |
En mayo y
junio de 1930 publicó en la revista provincial Don Lope de Sosa, una "Guía
sentimental" de Quesada y Tíscar.[5] Algunos
meses antes se había anunciado su publicación como "un opúsculo que será
contribución espiritual para dar a conocer las bellezas de Quesada, del
Santuario de Tíscar y de las maravillas naturales que en aquellos lugares
pueden ser admiradas." La primera parte de la "Guía sentimental"
está dedicada al pueblo y a su casco urbano. La segunda es un itinerario
imaginario que parte de Quesada y, tras un recorrido por la sierra, remata en
Tíscar. Se ilustra con fotografías de Cano, Valdivieso y, por supuesto, de su
primo Juan de Mata Carriazo.[6]
De esa
primera parte, la del pueblo, transcribo estos fragmentos con menciones a la
calle Nueva "asfaltada" y a
la Explanada "donde alienta lo
moderno". Dice así: "Aparece la calle Nueva, con hervores de zoco
y anuncios de trafico. Espléndidamente asfaltada, gana el corazón del pueblo
-explanada y jardín- donde alienta lo moderno. (...) Apenas se salvan los arcos
conventuales, y los perfiles renacentistas de la casa consistorial. Todo a la
sombra de los olmos, los olmos amigos, los olmos ya viejos. Saben de las
fiestas populares y lejanas, con alcandoras brillantes y cohetes bulliciosos.
(...) Protegen, ahora, ese ir y venir de las veladas estivales; ese ir y venir
de las parejas enceladas; ese eterno fluir y ese grave pasar de la vida
pueblerina. Tiemblan, acaso, al redoble de tambores, al juego de banderas que
circundan al Santo, ese viejo patrón de las clases trabajadoras."
Destacable en esta descripción es la referencia a los viejos olmos del Jardín,
de los que apenas quedan algunos en la parte más umbría presididos por el muy
venerable de la esquina del Marisol. Hay además un detalle que no debe pasar
desapercibido a un buen aprendiz de historiador: seguramente es la primera vez
que aparece escrita la expresión "clases trabajadoras" referida a
Quesada.
Fue presidente del comité local de la Cruz Roja, institución
para la que compuso un himno local con música del maestro Juan José Trujillo
del Barco. Valentín de las Marinas, en un artículo publicado en junio de 1930
en “El Pueblo Católico”, dice refiriéndose esta composición: “Sabemos que para
coronar el éxito pro-Cruz Roja, la letra del himno y su música, piensan sus
distinguidos autores ofrendársela a S.M. la Reina (…) nuestra caritativa
Soberana”
Tarjeta de Juan Arroquia a Rafael Láinez |
También destacó como organizador de saraos teatrales montados
con la excusa de la beneficencia y la caridad. Poco después del himno de la
Cruz Roja, el propio Valentín de las Marinas, otra figura de relieve social y
cultural de aquel momento, volvía a referirse a las actividades artísticas de
Juan Arroquia: “merece destacarse el cuadro artístico formado por distinguidos
jóvenes de la localidad, bien orientados y dirigidos por el “amateur” Juanito
Arroquia, ofreciendo recreativas veladas con un éxito singular, máxime cuando
su producto íntegro se destinaba a obras benéficas, como Cruz Roja, Gota de
Leche, etc.”[7] Lógicamente, ha desaparecido toda
referencia a la "caritativa" ex reina pues estamos en 1935, ya en
plena República.
En la
obra colectiva “El Adelantado de Cazorla”, fue el encargado de desarrollar uno
de los tres capítulos dedicados a Quesada. Firma como “Juan Arroquia. Técnico
de Correos” y lo titula “¡Tíscar!” Está dedicado a la historia y al paisaje de
Quesada y sigue la misma línea y contenido ya vistos en la “Guía sentimental”.[8] Que
fuera uno de los tres seleccionados para describir al pueblo acredita, de nuevo,
su protagonismo en la sociedad y cultura quesadeña. El matrimonio con la
quesadeña Pilar Rodríguez Aguilera profundizó su integración en la vida local.
Durante
estos primeros años su perfil político fue bastante convencional. No se
descubren todavía en él veleidades republicanas como lo acredita la dedicatoria
a "nuestra caritativa soberana" antes citada. Pero sus orígenes
conservadores[9]
no fueron obstáculo para que participara activamente en el Sindicato de
Correos. Los compañeros que testificaron en el expediente de depuración, lo
recordaban como "un elemento destacado en el sentido de tomar parte en
todas las discusiones que se suscitaban". Participaba también con
artículos y versos en las publicaciones sindicales.[10] De
estos primeros años hace en 1969, durante la revisión del expediente de
expulsión, un emotivo resumen el que fuera administrador de Correos de Cazorla, Juan Manuel Moreno Linares: "Que
conozco a dicho señor desde el año 1.923 en que ambos fuimos destinados a
prestar nuestros servicios como Administradores en las Estafetas de Quesada y
Cazorla, localidades muy próximas por cuya circunstancia establecimos una leal
y sincera amistad, que con el tiempo se hizo fraterna. (...) Juan Arroquia ha
sido siempre un hombre de una infinita bondad, amante del orden y de la
familia, de un profundo y practicante espíritu religioso, patentizado en una
profusa producción literaria, en prosa y verso, en honor de la Santísima Virgen
de Tíscar, Patrona de Quesada"[11]
Al proclamarse la República formó parte del grupo de jóvenes
quesadeños, de carácter democrático y liberal, que al advenimiento de la
República apoyaron convencidamente al nuevo régimen. Inicialmente miembro del
conservador pero republicano Partido Radical de Alejandro Lerroux, participó en
la escisión que de su sector más centrista encabezó Diego Martínez Barrio. Por
ello fue uno de los fundadores en Quesada de Unión Republicana, partido en el
que también militaron otros conocidos quesadeños como Pedro Villar, su primo
Ángel Carriazo, Francisco Ortiz, Carlos Sánchez, Emilio Magaña o Francisco
Morata.
Revista Cosmópolis. "Otoño" de Juan Arroquia |
Pocas semanas después,
siendo ministro de Comunicaciones Manuel Blasco, de Unión Republicana, Juan
Arroquia fue nombrado administrador principal de Correos de Jaén.[12] Según
escribió él mismo muchos años después, en 1969 durante la revisión de su
expediente, recibió la noticia en la inauguración del nuevo edificio de Correos
de Jaén. El acto fue presidido por los directores generales de Correos y Telégrafos y contó con la asistencia de los
diputados Peris, socialista, Acuña, mesócrata y Giner de los Ríos, de Unión
Republicana. Giner será en lo sucesivo buen amigo y prescriptor de Arroquia.
El periódico socialista de Jaén "Democracia" publicó que en el acto
hablaron
"el señor Arroquia, administrador de Correos de Jaén" y el
resto de las autoridades presentes, concluyendo el acto con vivas a la República y "a los hombres honrados".[13]
En 1969 Arroquia declaró al juez instructor[14] que,
"invitado para la inauguración de la Casa de Comunicaciones de Jaén,
acudió entre los restantes compañeros de la provincia, encontrándose con la
sorpresa, a la llegada del entonces Director General y Subsecretario de
Comunicaciones, con la entrega de un pliego cerrado" El sobre contenía su
nombramiento y al conocerlo intentó rehusar porque estaba a punto de conseguir
el traslado a Madrid, que era su objetivo, y porque era uno de los jefes de
negociado con menos antigüedad. El director general rebatió las excusas alegando
sus muchos méritos, "Mención Honorífica especial, Cartilla Premio del VI
Certamen del Ahorro y la Medalla de Plata del Cuerpo". Le recordaron,
además, que había sido elegido unánimemente como delegado por Jaén en el Primer
Congreso Sindical de Madrid. Y esa capacidad de unir a la plantilla era
especialmente valorada dado el mal ambiente y "las disensiones entre el
Personal de la Principal".
Todavía se preocupó, dice, antes de aceptar
de "dejar a cubierto al discutido Admor. Pal. Don Luis González López,
aceptando que pudiera quedar como Interventor. En el momento del banquete hasta cambió su tarjeta por la del citado
compañero, para que pudiese figurar entre Autoridades de la Provincia, junto al
Director y Subsecretario". Arroquia se lamentaba de no poder recurrir al
testimonio de este compañero: "Lástima que haya fallecido, recientemente,
el citado González López, al que arrancó (el que
suscribe) posteriormente de la cárcel más de una vez, logrando salvarle la
vida". La suerte fue que Juan no llegara a conocer que "el citado
González" fuera quizá el único compañero que no le benefició en su
expediente de posguerra.
A los pocos días de su
nombramiento le sustituyó en la estafeta de Quesada el funcionario Enrique
Prats Preval, falangista y posteriormente presidente de la gestora municipal
implantada por las tropas ocupantes al final de la Guerra.[15]
Arroquia dejó Quesada y se trasladó a Jaén para desempeñar su nuevo cargo. A
las pocas semanas le sorprendió allí el golpe militar y el inicio de la guerra
civil. Siguieron meses trágicos y sangrientos que para Juan abrían una etapa de
su vida sorprendente, a menudo heroica y por desgracia desconocida.
Durante aquellos primeros meses de guerra fue
nombrado presidente del Comité Provincial de Unión Republicana y vicepresidente
de la Asociación de la Prensa de Jaén.[16]
La policía franquista decía años después que era "uno de los dirigentes marxistas que más
frecuentaban el Gobierno Civil” como miembro del Frente Popular."[17] Calificar
a Juan Arroquia de marxista solo se explica por la sordidez ideológica del
franquismo pero, indudablemente, fue una personalidad política de relieve en el
Jaén de aquellos dramáticos meses. Participó en
emisiones de radio desde la emisora de Jaén teniendo enfrente, en Radio
Sevilla, al siniestro Queipo de Llano. Según cuenta FOG en sus memorias
inéditas, su padre contaba cómo en cierta ocasión Queipo dijo por la radio que tenía
que forrarse los botones de la guerrera con la piel de Arroquia. Aunque no queden
muchas grabaciones sonoras de aquel tiempo y no se pueda documentar el
comentario, cuadra perfectamente con el perfil del sanguinario general. Sin
duda fue Juan, desde su buena posición política, quien facilitó a Rafael
Zabaleta el carné de afiliado expedido el 22 de noviembre de 1936,
documentación que le permitió viajar a Valencia desde Jaén.
Hasta aquí lo sabido de
la vida de Juan Arroquia en Jaén durante la guerra. Pero, como dije antes, hace
poco recibí desde el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca
copia de su expediente político-social, que concluyó con su expulsión como funcionario.
Fue instruido en el invierno 1940-41 por el juzgado especial creado al efecto
en Correos para depurar a la plantilla. La documentación incluye la revisión
del caso que solicitó el interesado en 1969, a punto de alcanzar la edad de jubilación
y al objeto de conseguir la correspondiente pensión. Ya en la primera lectura
rápida que hice de los papeles recibidos quedé sorprendido. Contenían numerosos
testimonios de funcionarios de Correos, todos elogiosos, favorables y
agradecidos a su antiguo compañero. Bien está que así fuera en 1969 tras los
años transcurridos. Pero es sorprendente
que en 1941, compañeros en activo hablen bien y defiendan a "un rojo"
exiliado en Francia que había sido alto funcionario de la República. Para colmo,
es Falange de Jaén y la policía
franquista, también la de Jaén, quienes emiten informes favorables. Solo
cuando estos informes se alejan de los hechos y del
conocimiento de la persona, el caso de la policía y guardia civil de Madrid,
empiezan a ser desfavorables aunque no contienen acusaciones concretas, solo las vaguedades habituales
de marxista y masón...
Informe policial 1941 (CDMH-Salamanca) |
Viene a la cabeza de
inmediato la figura de Melchor Rodríguez García, el llamado "ángel
rojo", dirigente de la CNT que detuvo las matanzas de Paracuellos y quien,
por hablar de algo cercano, evitó el asalto a la cárcel de Alcalá de Henares en
diciembre de 1936, salvando de este modo la vida de los veinte presos quesadeños
allí recluidos. Melchor llegó a despertar sospechas de connivencia con el
enemigo entre algunos sectores frentepopulistas. ¿Ocurre algo parecido con
Arroquia? ¿esta "afición" a salvar vidas y a favorecer a los que en
su zona estaban perseguidos, "los otros", no será indicio de que en
realidad fue un emboscado, un quintacolumnista? Para no darle más vueltas
adelanto que la respuesta es no. Juan Arroquia Herrera fue leal a la República
hasta el final. Y hay una prueba irrefutable: las penalidades de su exilio. Algún otro, supuesto, republicano quesadeño, que sí actuó de forma encubierta
al servicio del SIPM franquista, pudo vivir como premio en Quesada sin problema
alguno. Juan Arroquia no, cruzó la frontera en 1939 y vivió en
Francia casi hasta su muerte.
Existen otras numerosas evidencias
que se irán viendo, pero es significativo el
testimonio de su antecesor en el cargo de Jaén, Luis González, quien
queriendo acusarlo y descalificarlo dice que
Arroquia temía la derrota de la República pero que no obstante,
"apostillaba sus conversaciones siempre o casi siempre con el
presentimiento de qué otras naciones - preferentemente, Norteamérica -,
vendrían en ayuda póstuma de las fuerzas a qué el Sr. Arroquia Herrera figuraba
fatalmente adscrito." Según González cuando se le intentaba demostrar
"el error que padecía, llamémosle así", reaccionaba con "la
afirmación vertical de su republicanismo". La acusación es buena y clara.
Su decisión de favorecer incluso a
personas de contrarias ideas políticas tenía raíces éticas. Según su compañero
Emilio Pérez Esteve "en alguna ocasión mostraba en su despacho a los
compañeros un gran legajo de cartas sobre las que decía que en todas ellas se
le mostraba la gratitud por haber hecho un favor más o menos importante,
librando a unos de la cárcel y a otros de una muerte cierta y que era el
testamento que legaba a sus hijos para la buena memoria de su padre."[18]
Durante
los meses que vivió en Jaén, hasta finales de 1937, desarrolló una intensa
actividad. Sus gestiones para proteger a personas perseguidas fueron numerosas
y a menudo no exentas de riesgo. Hay que valorar que pertenecía a Unión
República, un partido burgués y centrista que había caído del lado del Frente
Popular casi por azares políticos. Sus miembros a menudo despertaban alguna
sospecha. Cuando a las pocas horas del golpe militar el presidente Azaña
encargó formar gobierno a Diego Martínez Barrio, las
masas en Madrid reaccionaron al grito de ¡traición! En 1941 la propia policía
franquista de Jaén
informaba que Arroquia era “uno de los
(dirigentes «marxistas») que más frenaba a los exaltados” Que actuaba en
favor de las “personas de orden” hasta el punto que "estos favores le
generaban «grandes disgustos» por las discusiones con otros dirigentes"[19]
Tras
el golpe militar y el derrumbe del orden republicano, una explosión caótica de violencia
revolucionaria se extendió por todos los pueblos de la provincia. Se
multiplicaron las detenciones y se produjeron numerosos asesinatos. Juan
Arroquia, que como se ha visto destacó por su actuación en el sindicato de
Correos, se aprestó, ahora en su condición de Administrador Principal de Jaén y
valiéndose de su condición de dirigente de Unión Republicana, a proteger a los
funcionarios a su cargo que, tanto en la capital como en los pueblos, se
vieron en problemas. A muchos administradores de estafetas locales los trasladó
a Jaén sacándolos de los pueblos cuando allí corrían
peligro. Las declaraciones de sus compañeros son concluyentes: "Protegió
con toda valentía a todos los compañeros, fueran de la ideología que fueran"
(Emilio Pérez); "observó a los pocos días de la llegada del declarante a
Jaén que la mayor parte de los compañeros de la principal habían sido
trasladados de las Estafetas de la provincia, debido a que siendo de
significación derechista, eran perseguidos en los pueblos por los elementos
marxistas y el Sr. Arroquia tenía por norma proteger a todos los compañeros que
se encontraban en este caso" (José Alcaraz Nieto);
"No solo no
persiguió ni molestó siquiera a ningún funcionario considerado como desafecto,
sino que contribuyó por el contrario de manera eficaz a hacer mas llevadera la
situación a cuantos compañeros de la expresada provincia precisaban ayuda."
(Alfredo García Jauret) ...[20]
Además de
proteger a compañeros trasladándolos a Jaén, a otros les facilitó salvoconductos como al administrador de Martos. En otros casos y ante alguna detención
inevitable, acompañó al compañero detenido hasta la cárcel provincial para
evitar paseos y acciones incontroladas.[21]
También intervino en defensa de los familiares de compañeros como ocurrió con el
padre del administrador de la estafeta de Arjona. Su hijo, Juan
Muñoz-Cobo, dijo al juez instructor en 1969: "Tengo que declarar por tanto
que D. JUAN ARROQUIA HERRERA salvó la vida de mi padre." Para dar más fuerza al testimonio añade que "por
lo que pueda suponer mi testimonio a favor del Sr. ARROQUIA HERRERA, lo expongo
en mi calidad de Militante con Medalla de la Vieja Guardia de Falange,
consideración de excombatiente de la Cruzada, ex-Subjefe Provincial del Movimiento
de Jaén y ex-Procurador en Cortes por dicha Provincia."
Las acciones "protectoras" de Arroquia no se
limitaron a los compañeros y familias. Antonio Pipó, también de Correos,
declaró que "el que informa recuerda perfectamente que a diario se
presentaban en su despacho infinidad de personas de derechas de la Capital y
pueblos de la provincia en demanda de protección, la cual les otorgaba,
recordando entre ellos a algunos sacerdotes, como el párroco de San Isidoro de Úbeda,
Sr. Ramos, el cual albergó en su domicilio particular durante algún
tiempo"[22]
Tampoco proceden los testimonios solo de sus compañeros. En los expedientes
de los juicios sumarísimos a los que sometieron a numerosos vencidos tras la
derrota de 1939 y que está digitalizando el Instituto de Estudios Giennenses,
también figura Juan Arroquia. No lo hace como procesado pues vivía exiliado en
Francia, lo hace casi siempre por haber intervenido en favor de alguien. Valgan
un par de ejemplos:
Cuando el médico de Villanueva del Arzobispo
Manuel Arenas fue detenido en Jaén, los dirigentes locales de Izquierda
Republicana enviaron una carta a Juan Arroquia
solicitando su intervención. Lo cuenta así el propio detenido: "el Sr. Linares (IR de Villanueva)
entregó a mi hermano una carta para un tal Sr. Arroquia, Presidente del Comité
Provincial de Unión Republicana recomendándome, con tal feliz éxito que
inmediatamente me sacaron de la cárcel, mandándome en calidad de desterrado
para ejercer mi profesión de Médico, al pueblo de Begíjar" [23]
El presidente del comité local de Unión Republicana de
Peal, Cástor Alcalá del Real, fue detenido en su pueblo el 26 de julio de 1936
por los milicianos locales. Junto al resto de los detenidos de Peal el día 4
de agosto se le condujo a la catedral de Jaén, habilitada como prisión.
Conocida por Arroquia la circunstancia, intervino para conseguir su liberación.
El resto de presos de Peal, junto a los de Cazorla y otros pueblos, fueron
conducidos en tren a la cárcel de Alcalá de Henares, donde no llegaron pues
fueron asesinados el día 12 al paso del convoy por las cercanías de Vallecas.[24]
Cástor sobrevivió a la guerra.
No solo actuaba por propia
iniciativa. Su primo Ángel Carriazo, también de Unión Republicana y que fue
procesado por participar como oficial en el EPR, se aprovechaba de su
influencia. Según uno de los testigos de su proceso “debido a que tenía un pariente que
era Jefe Provincial de dicho Partido se valía del mismo para hacer cuantos
favores podía a perseguidos de derechas.”[25]
Todos los compañeros que
convivieron con él testificaron a favor de Juan como hemos visto. Incluso
Falange de Jaén informó favorablemente. Conforme los informes eran más lejanos
y firmados por personas que no habían tenido relación con él, empeoraba el tono y se recurría a las tópicas
acusaciones aplicables a cualquier "rojo". Resultan trágicamente
cómicas acusaciones como las siguientes: “Aun cuando no ha podido comprobarse,
parece ser que el mismo pertenecía a una secta masónica” (en la guerra) “siguió
su campaña con más intensidad a favor del marxismo jactándose constantemente
con el triunfo de los mismos”; "Perteneció al FP no conociéndose su
participación en hechos delictivos. Considerado de mala conducta debido a su
ideal rojo"; “hizo mucha propaganda marxista” (...) “está considerado como
elemento «Mazón» (sic) y desafecto a nuestra Santa Causa”; “Cúmpleme
manifestarle que dicho informado es de pésimos antecedentes, siendo un gran
propagandista de izquierdas antes del GMN y llegado este, su actuación fue
desastrosa. (...) Es individuo peligroso, masón indeseable y contrario en todo
al GMN”[26]
Expulsión de Juan Arroquia del cuerpo de Correos |
El juez especial encargado de la depuración citó a declarar
a Juan Arroquia, publicando al efecto un edicto en el Boletín
Oficial de la Provincia de Jaén de 7 de
julio de 1941. Se cerró la instrucción el 7 de octubre "no habiéndose podido pasar pliego de
cargos al encartado por encontrarse en ignorado paradero (el exilio)". El
resultado fue "la sanción máxima de SEPARACIÓN DEFINITIVA
DEL SERVICIO.” En 1969, tras de treinta
años viviendo en Francia, solicitó la revisión y su readmisión en el cuerpo de
Correos "a efectos de jubilación, pues el que suscribe cumple
los 70 años el día 28 del próximo mes de Julio" Esta vez los testimonios,
casi súplicas, de sus antiguos compañeros fueron atendidos y el Consejo de
Ministros, a propuesta del ministro de la Gobernación, aprobó su readmisión el
6 de junio de 1969."[27]
Antes de
salir de Jaén, en junio de 1937, fue nombrado vocal de la Junta Delegada de Protección,
Incautación y Salvamento del Tesoro Artístico de Jaén[28]
Pocos meses después, en plena mudanza del Gobierno desde Valencia a Barcelona y
a propuesta del ministro de Comunicaciones, su amigo y correligionario Giner de
los Ríos, fue nombrado director general de Correos.[29] Lo
cuenta así en su pliego de descargo de 1969: "Requerido
por el Ministro, tuvo (el declarante) que presentarse, al día siguiente en
Barcelona, por fallecimiento del anterior Director y haber sido nombrado para
sustituirle, a lo que renunció formalmente, pero el nombramiento ya estaba en
la Gaceta y sólo pudo recabar una Carta en blanco, para salir al paso de las
intromisiones sindicales, no obstante advertirle que los compañeros, ya en las
Ejecutivas de la UGT y la CNT habían coincidido en la proposición del Admor.
Pral. de Jaén, reconociendo su independencia y rectitud." La toma de
posesión se efectuó en "la Sala de
batalla de la Principal de Barcelona, para dejar sentado, ante el personal, la
oposición a toda ingerencia de los Sindicatos en la vida corporativa, donde no
admitía manifestación política alguna, si bien abriendo las puertas de la
Dirección a todas la sugerencias en beneficio de los Servicios" (...)
"de como ganara la confianza de todo el mundo, son exponente los
periódicos profesionales de la época, apoyándole sinceramente" [30]
A finales de diciembre de 1938 fue nombrado Presidente de
Honor de Solidaridad Postal Internacional, organismo dedicado "a recabar ayuda para los funcionarios
represaliados o muertos y ayudar a sus familias."[31] Pero
por entonces el final de la República estaba próximo. A la caída de Cataluña
“evacuó a Francia con 8 familiares”[32] Quien
lo había sustituido al frente de la Administración Principal de Jaén, Juan
Antonio Sánchez Valladar, fue fusilado en Jaén el 15-12-1939. De su salida de España habla en
su pliego de descargo: "Cuando tuvo (el declarante) que pasar a Francia,
con el pavoroso problema de la subsistencia, después de la afectación forzosa a
las Compañías de Trabajo, logró el contacto con todos los compañeros, que no
habían podido salir hacia otros países, ni regresar a España (...) Se logró
reunir a las familias dislocadas y que encontrasen trabajo, mientras resolvían
el problema de la vuelta definitiva, falleciendo, por los sufrimientos, una
parte de ellos"[33] Dice también que "en la
salida de Barcelona" perdió su archivo por lo que no podía aportar
documentos acreditativos de su actuación en la Guerra. Como hemos visto antes,
las pruebas las aportaron sus propios compañeros.
A los pocos meses comenzó la guerra
mundial. En junio de 1940 los alemanes ocuparon Francia. La vida para los
republicanos españoles se complicó extraordinariamente. Ignoro las
circunstancias de Arroquia durante esta etapa. Sólo he encontrado en el archivo
Carriazo de la Universidad de Sevilla una carta que le envía a su primo Juan de
Mata. Su fecha es el 3 de julio de 1942, no aparece lugar de remite. Está
escrita en un tono familiar, cariñoso pero aséptico pues tenía que pasar la
censura militar alemana y después la franquista. Tras los saludos y comentarios
familiares se refiere a la muerte de un conocido común, Fermín Vergara, "meses
antes en Carcassone". [34]
Los
primeros años del exilio, agravados por la guerra y sus consecuencias, fueron
especialmente duros. Juan Arroquia continuó en Francia ayudando a sus
compañeros expatriados. Con el apoyo de los sindicatos franceses negoció con el
Ministerio de Comunicaciones francés la contratación de funcionarios españoles
exiliados. El 24 junio de 1945, en Toulouse, fue nombrado presidente del
llamado Bloque Postal, organización que tenía como finalidad la ayuda a los
funcionarios de Correos represaliados por los franquistas. Tras aceptar el
cargo, se dirigió a la asamblea recordando a los compañeros que habían quedado
en el camino: "que como Presidencia de honor (del Bloque Postal) figuren
todos nuestros compañeros víctimas del fascismo, muertos en los campos de
batalla, cárceles o exilio (...) Y que sus nombres deben figurar a la cabeza
del primer escalafón que rehaga la República (...) para perpetuar eternamente
su memoria" [35]
En
Francia Juan Arroquia se dedicó profesionalmente a la enseñanza del español. En
su declaración de 1969 resume su curriculum profesional en Francia: "Con
la Delegación del Rector de la Sorbona, pudo (el declarante) ser nombrado
Profesor del Instituto Henri IV y posteriormente ser autorizado para la
enseñanza en la Institución privada que representaban varios Colegios: FIDES,
Dieterlen, Instituto Lamartine etc., prosiguiendo la obra de españolismo, que
ha llevado a nuestra patria tantísimas familias de alumnos y dado lugar a que
la Editorial Casterman belga, con grandes Sucursales, le pidiese la elaboración
de un Método rápido para aprender el español, en aquel País, Francia y Suiza,
habiéndose vendido ya Diez y seis ediciones del mismo, con los discos
Supradidac correspondientes."[36]
Su
actividad radiofónica fue destacable; la desarrolló desde 1951 en la ORTF, aquí
conocida como Radio París. Trabajó a las órdenes directas de André Camp,
director de las emisiones en español. Sus charlas trataban de temas
costumbristas y culturales españoles aunque no estaban exentas de un fondo
político. En 1959 se unió a la celebración del XX aniversario de la muerte de
Machado cuando se celebraron sonados y comprometidos homenajes en Colliure y
Segovia, leyéndose en la emisora "unos versos suyos escritos «hace años» al visitar su
tumba en Colliure."[37] En
alguna de estas charlas, como la de Viernes Santo de 1959, participó la
locutora estrella de Radio París y voz referente en las audiciones
semiclandestinas de las noches españolas, Adelita del Campo.
Fragmento del guión de un programa de Juan Arroquia en Radio París-ORTF |
En
1961, según le cuenta por carta a su primo Juan de Mata Carriazo, pasó a la
plantilla de ORTF: “Aprobado el nuevo Estatuto de la Radio, me han admitido ya, en
principio, como funcionario permanente, esperando la confirmación de un momento
a otro. Me supondrá un sueldo estimable y la consiguiente garantía, pues me
reconocen los diez años de servicios”[38] Se
jubiló por edad en esta institución en septiembre de 1964. Con la coquetería de
viejo que se siente joven, presume de salud al contárselo a su primo Juan de
Mata: “No creeréis que no estuve en la cama un solo día desde que salí de
nuestro país, pese a las terribles pruebas atravesadas”[39]
La frecuente correspondencia que durante estos años mantiene
Arroquia con su primo Juan de Mata Carriazo y que conserva la Universidad de
Sevilla es de carácter íntimo y familiar. Los comentarios políticos se evitan o
mejor, las pocas veces que se hacen adquieren la forma críptica de un juego de
sobreentendidos. Pero no puede evitar que de cuando en cuando aflore la pena
del exilio, el sentimiento de pérdida y ausencia: “el aire pirenaico, cargado
como siempre para mi, de ansiedades y esperanzas”, escribe desde Biarritz en
1967; las reticencias de algunos: “hemos tenido algunas sorpresas como las
primeras noticias directas de (algunos) familiares” (1957); en algún caso el
miedo de algún amigo por que se le relacione con el "rojo exiliado",
tal como le comenta con sorna a su primo en 1960: “P.D. Olvidaba deciros mi
satisfacción porque el buen (Juanito V.) descanse. Su «prudencia» le ha llevado
hasta aconsejar a más de un amigo que no me viera al paso por esta. Claro es
que ninguno le ha escuchando, gracias a Dios”
La referencia política más relevante en esta correspondencia
se refiere a la muerte en París, enero de 1960, de Diego Martínez Barrio,
fundador de Unión Republicana, presidente de las Cortes y de la República en el
exilio: “El año nos trajo la dolorosa sorpresa de ver partir al amigo que más
queríamos y que fue para mi como un hermano mayor. Me lo ha probado, hasta en
el legado de cuanto constituye su relicario íntimo, de un valor extraordinario
para restablecer la verdad de los hechos y que cuente la experiencia vivida. Ya
tendremos ocasión de hablar de ello, incluso de que me ayudéis a prestar ese gran
servicio al mañana”[40]
Obsérvese que los dos saben de lo que están hablando sin que para nada figure
el nombre del difunto. Se refiere al archivo personal de Martínez
Barrio que años después los herederos de Arroquia depositaron en el Archivo
Histórico Nacional.[41]
En Francia y en la medida que lo
permitieron las circunstancias, Juan Arroquia conservó su relación con Quesada.
Ya en el viaje a Paris de Rafael Zabaleta, en 1949, los dos amigos mantuvieron
un contacto continuo. En el diario de viaje que llevaba Zabaleta son frecuentes
las anotaciones de “como con Arroquia”
o “ceno con Arroquia”.
En sus charlas en Radio París y en el programa "Correo
del Oyente" a menudo se refería a temas quesadeños, a Zabaleta, a Tíscar...
A veces, y como buen quesadeño, se quejaba de la apatía imperante en el pueblo.
En 1959, cuando Juan de Mata Carriazo ingresó en la Academia de la Historia, al
acto no acudió nadie de Quesada y Juan se lamenta por carta: “me extraña que
siendo Quesada el pueblo de adopción no haya tenido representante. Claro que la
atonía del ambiente aquel tiene como aletargadas a las gentes, por cuya piel
resbala hasta cuanto les afecta directamente. El 8 de septiembre se me ocurrió
comentar la fiesta del Santuario y el homenaje a H. de Caviedes y el conjunto
del pueblo. Y salvo Cesáreo Rodríguez, que me envió unas líneas de Barcelona,
nadie se ha dado por aludido, si bien me han llegado impresiones de que les
emocionara un poco”
He escrito antes "quesadeño" y es que así, de
adopción, debía sentirse él. En la intimidad familiar de las cartas a su primo
en 1959 le cuenta como en su programa se ha referido a una exposición de
Zabaleta en Madrid y a los pocos días al
"Salón de Mayo, que Cesáreo Rodríguez dirige en Barcelona". A la
vista de estas novedades exclama: "Ya veis que el pueblo está «en vedette
de la actualidad»”. Para ambos primos "el pueblo" era Quesada.[42]
En junio de 1961 el presidente del
Consejo de Ministros de la República Española en el exilio, general Emilio
Herrera, lo nombró miembro de la maestranza de la Orden de la Lealtad a la
República. Su vuelta a España fue paulatina. La familia vivía en Madrid
mientras él continuaba trabajando en París haciendo escapadas para reunirse con
la familia, para descansar o para administrar las olivas que había heredado en
Jódar. Su vida durante estos años fue investigada por la policía franquista según
informe remitido por la D.G.S. al juez instructor en 1969: "En contestación al escrito de 17 de
abril pasado, se participa que el arriba citado, con domicilio en la calle
(...) durante el periodo que permanece en esta Capital, observa buena conducta
en todos los aspectos. Actualmente se encuentra en Paris, donde trabaja como
profesor de español en el Instituto Dieterlent. En el domicilio citado
anteriormente vive su esposa y cuatro hijas solteras y a él acude el informado
durante las vacaciones y siempre que se lo permite su trabajo. Durante su
permanencia en esta Capital se dedica solamente a su familia no teniéndose
conocimiento que haga propaganda política contraria al Régimen."[43]
El juez instructor propuso la readmisión
en el Cuerpo Técnico de Correos haciendo constar que su jubilación forzosa era
inminente. Y ese era el
objetivo de Arroquia, conseguir la jubilación para poder retirarse en su país.
Estaba satisfecho de haberlo conseguido y de la ayuda prestada por sus
compañeros: “la jubilación que me acordaron fácil y hasta rápidamente por la
excelente colaboración de mis compañeros, acreditándome los servicios
prestados”[44]
Juan Arroquia Herrera murió en Madrid el 25 de abril de
1971. En febrero de 1941, en lo más crudo de la posguerra (ese mes se fusiló a
15 quesadeños en la cárcel de Jaén) el funcionario de Correos Antonio
Pipó Aragón tuvo el valor de pronunciarse a favor de un "marxista", y
declarar
al juez instructor que el que había sido compañero y luego jefe "era un
buen amigo, buena persona y buen funcionario." A esto habría en que añadir
que fue un buen republicano que pagó con años de exilio su lealtad a la
Republica y que trató con humanidad también a sus contrarios, debiéndole unos
cuantos incluso la vida. Y por supuesto
fue un buen quesadeño. De adopción, pero aguantando
con ventaja la comparación con otros de nacimiento.
ANEXO
Relación de personas
que fueron favorecidas y ayudadas (en bastantes ocasiones salvando la vida) por Juan Arroquia
Herrera.
Rafael Villergas Zuloaga, inspector provincial de Trabajo de
Jaén.
Andrés Garrido Tornero, administrador de Correos de
Jimena.
Juan Arroquia Torres, administrador de Correos de
Jódar.
Antonio Gutiérrez Rodríguez,
administrador de Correos de Mancha Real.
Antonio Martínez Malo, administrador
de Correos de Torreperogil.
Juan Manuel Moreno Linares, administrador de Correos de
Cazorla.
Eusebio Santiago Sola, administrador de Correos de Martos.
Juan Vicente Mesa Revilla,
funcionario de la Admón. Principal de Correos.
Antonio
Castellanos Vallejos,
administrador de Correos de Porcuna.
Francisco Perales Padilla, funcionario
de la Admón. Principal de Correos.
Juan Muñoz-Cobo y Fresco, administrador de Correos de Arjona.
Luis Muñoz-Cobo Jiménez, Arjonilla,
padre Juan Muñoz-Cobo.
José Barraca, administrador de Correos de Torres.
Andrés Garrido, administrador de Correos de Jimena.
Andrés Garrido, padre del administrador de Jimena y
administrador de las fincas del Marques de Viana.
Sr. Sánchez Conejero, administrador de Correos de
Marmolejo.
Tomás
Sancho Artola, administrador de Correos de Jódar desde 1937.
José María Ledesma Ramos.
Luis González López, ex-administrador Principal de Correos de
Jaén.
Sr. Ramos, párroco de San Isidoro de
Úbeda.
José Labrador, sacerdote de Huelma.
Cástor Alcalá del Real, Peal de Becerro, Unión Republicana.
Ángel Alcalá Cruz, comerciante de Jaén.
Rafael Zabaleta Fuentes, Quesada.
Manuel Arenas Moreno, médico de Villanueva del Arzobispo.
Lorenzo Polaino Ortega,
Cazorla.
Rodrigo Madrid, canónigo
de Córdoba.
José
Ortiz, canónigo de Córdoba.
Alfredo García Jauret, funcionario técnico
de Correos.
Antonio Castellanos, jubilado de Correos.
Administrador
de Correos de Lopera.
Cartero de
Cabra de Santo Cristo.
Esta
relación no es exhaustiva. Se cita sólo a los que aparecen en la documentación
consultada. Por las referencias de los testigos el número debe ser mucho mayor,
aunque o no dejaron rastro en documento alguno o lo hicieron en documentación
no consultada.
.
[1] 1918-5-14 La Correspondencia de
España. 14 de mayo de 1918.
[2] El Orzán. Diario independiente 23-2-1926.
[3] Heraldo
de Madrid, 9-11-1929.
[4] Fondo
Rafael Láinez-Alcalá del Instituto de Estudios Giennenses. La tarjeta no
tiene fecha pero es anterior a 1931 pues en el escudo de Correos del membrete
figura la corona borbónica.
[5] En Don Lope de Sosa, revista provincial dirigida por Alfredo Cazabán.
Reproducción digital en Biblioteca Virtual de Andalucía.
[6] Una de ellas, la conocidísima del
Arco de los Santos con la vieja torre de la Alcaidía de fondo y que se
popularizó en la segunda edición de "Pedro Hidalgo o el Castillo de
Tíscar", donde aparece atribuida a "Marin" (?).
[7] “Quesada. Religión, Ciencia, Arte”. Valentín de las Marinas, “El
Adelantado de Cazorla”, 1935
[8] El
Adelantado de Cazorla, cap. 24, pp.
279-288.
[9] Uno de sus compañeros, Emilio Pérez
Esteve, testificó en su expediente de depuración, seguramente exagerando para
beneficiar a Juan ante el juez instructor franquista, que "En un
principio conoció al Sr. Arroquia Herrera como acérrimo derechista, Había
cursado estudios eclesiásticos en un Seminario (...) y defendía los ideales de
la disciplina y de todo aquello que podía considerarse como interés de las
derechas" CDMH_INCORPORADOS_EXP0491 Doc.37.
[10] Ibíd.
[11] Ibíd. doc. 60. En estos testimonios
se acentúa o destaca todo lo que pueda ser próximo a la Iglesia y al
conservadurismo pues están hechos para impresionar a un juez instructor
franquista.
[12] Gaceta
de Madrid 25 de abril de 1936.
[13] Democracia,
8-5-1936.
[14] CDMH_INCORPORADOS_EXP0491. doc. 55.
[15] Enrique Prats fue también uno de
los primeros que "avalaron" a Rafael Zabaleta durante su detención de
diciembre de 1939.
[16] “La Asociación de la Prensa de Jaén 1911-2011” , Manuel López Pérez
[17] CDMH_INCORPORADOS_EXP0491, doc. 15.
Informe del comisario jefe de investigación y vigilancia de Jaén.
[18] Ibíd. doc.37
[19] Ibíd. doc. 15. El informe concluye
que “aun tratándose de hombre de izquierdas, era muy moderado y enemigo de la
violencia y atropellos”.
[20] Ibíd.
[21] Ibíd. doc. 65. Detención del
anciano funcionario Francisco Perales.
[22] Ibíd. doc. 37.
[23] Expediente l_141_6061. digitalizado
por el IEG. Diputación Provincial.
[24] Expediente l_97_3929. digitalizado
por el IEG. Diputación Provincial.
[25] Expediente l_309 12563.
digitalizado por el IEG. Diputación Provincial.
[26] CDMH_INCORPORADOS_EXP0491. doc. 28,
33 y 34. Informes, respectivamente de Guardia Civil de Jaén y Madrid y Jefatura
Superior de Policía de Madrid.
[27] CDMH_INCORPORADOS_EXP0491, docs. 67
y 71.
[28] Gaceta
de la República de 12 de junio de 1937.
[29] Gaceta
de la República de 28 de diciembre de 1937.
[30] CDMH_INCORPORADOS_EXP0491, doc. 55.
[31] Ibíd. docs. 7 y 8.
[32] Ibíd. doc. 5.
[33] Ibíd. doc. 55.
[34] Legado
Carriazo. Caja 010 doc. 296.
[35] “El exilio postal de 1939” Juan Carlos Bordes Muñoz. En Migraciones
& Exilios 3-2002, pp. 97-116.
[36] CDMH_INCORPORADOS_EXP0491, doc. 55
[37] Legado Carriazo. Caja 010. doc. 276
[38] Ibíd. doc. 226.
[39] Ibíd. doc. 233.
[40] Ibíd. doc. 252. Carta fechada en
París el 29 de enero de 1960.
[41] ES.28079.AHN/4.2.8. En la
descripción del archivo, la ficha del AHN dice sobre su origen: "Es
depositado desde 1981 por los descendientes de Juan Arroquia, a quien Diego
Martínez se lo había entregado en 1957".
[42] CDMH_INCORPORADOS_EXP0491, doc.
273.
[43] Ibíd. 264.
[44] Legado
Carriazo. Caja 010. doc. 239.
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