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El primer número de la revista |
El
31 de enero de 1930 veía la luz en Quesada la revista "El Funcionario Municipal-Revista Órgano de los empleados
administrativos". Era su director Valentín de las Marinas Degiuli, y
la redacción y administración de la revista estaban en la calle García Prieto
35 principal de Quesada, domicilio de Valentín.[1] En la
Biblioteca Municipal de Quesada se conserva la colección completa de la revista,
que la familia de Valentín de las Marinas donó al Ayuntamiento tras su muerte
en 1973. Teresa Heredia, bibliotecaria municipal, ha puesto amablemente a mi
disposición esta publicación periódica sorprendentemente nacida en Quesada en
1930.
El
contenido de la revista es corporativo, dedicado a los intereses,
reivindicaciones y problemas de los funcionarios y empleados municipales.
Alcanzó una notable difusión por casi todo el país como se puede ver tanto en
la correspondencia recibida como en la publicidad. Tuvo dos etapas: la inicial
en los años 1930 y 1931 y otra posterior iniciada en 1960, ya fuera y al margen
de Quesada. Es a esa primera etapa a la que me referiré, pues, además del
contenido profesional propio de la publicación, a menudo aparecen en sus
páginas noticias de Quesada y referencias a la vida social y cultural
quesadeña.
El
primer número salió a la calle con fecha de 31 de enero de 1930 con una vocación
quincenal que se anunciaba en la propia cabecera: "se publicará los días quince y final de cada mes". No
obstante, y seguramente a causa de la dedicación que requería y del coste del
proyecto, desde junio de ese año pasó a mensual, siendo finalmente los dos
últimos números bimensuales. En total salieron veinte números; el último de
esta primera época fue el correspondiente a mayo y junio de 1931.
Coinciden
estos dos años con un periodo de cambios radicales en España, de convulsiones
políticas reflejadas en sus páginas. Así, nacida en la dictadura[2] del
general Berenguer, conoció los últimos esfuerzos de Alfonso XIII por mantenerse
en el poder con el gobierno del almirante Aznar, las elecciones municipales de
abril y la proclamación de la II República. Estos cambios políticos afectaban
de manera inmediata a los ayuntamientos y repercutían directamente en los
trabajadores municipales, destinatarios de la revista.
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Biografía de Valentín de Las Marinas en un homenaje de 1967 |
Hijo
de Francisco de las Marinas, secretario del juzgado municipal, Valentín de las
Marinas nació en Quesada en 1902. En 1930 era oficial mayor del Ayuntamiento;
posteriormente fue varias veces secretario interino hasta su marcha a Peal, ya
en la posguerra. Fue un personaje inquieto, muy implicado y activo en la vida
local de aquellos años. Periodista aficionado, escribió como corresponsal para
el periódico conservador “La Regeneración”
de Jaén, Boletín de la Cruz Roja Provincial, etc.
En
1935 fue encargado de la redacción de uno de los tres capítulos dedicados a
Quesada en la obra colectiva “El
Adelantado de Cazorla”. Lo tituló “Quesada.
Religión, ciencia, arte.” En él hace la consabida referencia a la Virgen de
Tíscar, al calendario de fiestas y a las figuras destacadas que había dado el
pueblo: Serrano, el gramático Santiago Vicente, Alcalá y Menezo, el pintor
Isidoro Bello… De su tiempo cita al indiscutible Juan de Mata Carriazo y a Juan
Arroquia Herrera como animador del teatro de aficionados. Hay en este artículo
una curiosa mención al entonces joven Zabaleta: “Hoy, con más base artística, aunque no con menos vocación, puede
reemplazarle (a Isidoro Bello) ventajosamente Rafael Zabaleta, diplomado de la
Escuela de San Fernando; tiene condiciones, pero, tímido y vacilante, no se
lanza a conquistar los lauros que, sin duda, el arte le reserva.”
La
revista no tiene un carácter político marcado, pero se amolda a cada momento acatando
el “poder constituido” con cierto
entusiasmo. Esta adhesión la comprendería perfectamente su público de pequeños
funcionarios acostumbrados a sobrevivir en medio de los cambios políticos que a
menudo repercutían con fiereza en la vida municipal.
La
portada del primer número está dedicada al retrato del gobernador civil “que prometió ayudarnos en la obra que vamos
a emprender”; se le ofrenda “nuestro homenaje de veneración y afecto”. Es enero de 1930, con el general Berenguer en
el gobierno intentando salvar a la Monarquía. Tras las elecciones municipales
de abril de 1931 y la proclamación de la República, el editorial del que sería último
número de la revista, titulado "El
nuevo Régimen”, la recibe con entusiasmo: “Hemos anochecido, oprimidos por un régimen infamante donde campeaban a
placer las inmoralidades y la tiranía y nos lanzó prestos de la cama el vivo
fulgor de la libertad”. Nos puede parecer un descarado chaqueteo, pero como decía arriba,
hay que valorar el contexto. Son tiempos de cesantías, y de unos empleados
públicos desprotegidos y a merced y capricho del munícipe de turno.
En
las páginas de “El Funcionario Municipal”,
y a pesar de sus objetivos gremiales, por estar editada aquí se refleja
inevitablemente la vida local quesadeña. Ya en su primer número y en lugar
destacado hay un artículo del jefe de Valentín, Manuel Palop Sanchíz,
secretario del Ayuntamiento, con un tono paternalista y condescendiente hacia
su subordinado[3].
Especial
atención presta a los cambio en el Ayuntamiento, cambios que afectan
directamente a él y a sus compañeros. En febrero de 1930, a raíz de las
disposiciones del gabinete Berenguer, los nuevos concejales le merecen
aprobación y entusiasmo: “A nosotros nos
han parecido excelentes ya que conocemos la cultura, ecuanimidad e independencia
de referidos señores”[4]
Y
de la misma manera, en el número de junio de 1931 se informa de la constitución
del primer ayuntamiento republicano “de
mayoría socialista” y "como
consecuencia de las elecciones del día 31 de mayo”. En Quesada, como en
numerosos pueblos, hubo que repetir en esta fecha y a causa de irregularidades,
las elecciones municipales de abril que habían traído la República. El tono con
el que recibe a la nueva Corporación, "de mayoría socialista", no es
menos entusiasta que lo había sido con los anteriores cambios: “La (falta de) cultura es suplida con
espléndidas luces naturales; la ciencia política, con la buena voluntad; y la
veteranía de mando, con una exacta idea de libertad y justicia.” Preside la
corporación republicana el “obrero Eustaquio López Sánchez, tantas veces
perseguido y encarcelado por su romántica y tenaz pretensión de redimir al
proletariado de esta ciudad.”[5]
En
las páginas de la revista abundan las noticias sobre sus compañeros en el
Ayuntamiento de Quesada, como la toma de posesión del nuevo oficial Antonio
Rodríguez, el ascenso de Ricardo Ortega Amador, oficial encargado de quintas, o
la muerte de Muerte de Camila Salas Carriazo, mujer del secretario Palop.
También hay otras noticias del mundo político como la visita del gobernador civil
acompañado del inspector de 1ª
Enseñanza, quien por la noche ofreció una conferencia en el jardín. O la
asamblea de alcaldes de la comarca y de pueblos vecinos de Granada, celebrada
en Tíscar en septiembre de 1930 para reclamar la finalización de la carretera
de Tíscar a Pozo Alcón.
En
“El Funcionario Municipal” publican,
además del fundador y director, otros personajes de la vida quesadeña de los
años treinta, como el ya citado secretario Palop o Juan de Mata Carriazo,
entonces joven catedrático de Sevilla, que escribe sobre los orígenes
medievales de la ley municipal. Son también asiduos como poetas el
administrador de Correos Juan Arroquia y el farmacéutico de Pozo Alcón Manuel
Antiñolo Quiñones.
De
Juan Arroquia son también los artículos de la serie “Guía sentimental de Quesada” publicados originalmente en la
revista “Don Lope de Sosa” que dirigía
el cronista oficial de la provincia Alfredo Cazabán, quien también firma un
artículo sobre Quesada y Tíscar, la verdad que lleno de lugares comunes. De
Arroquia son también los imprescindibles artículos sobre la Virgen y sus
fiestas.
En
algún caso firmó con pseudónimo seguramente el propio director. Un tal Galán
mantiene durante varios números una sección, bastante cursi a nuestros ojos, que
titula “¿Quién es quién?”. Consiste
esta en la descripción, sin decir sus nombres a modo de adivinanza, de seis
señoritas de Quesada.[6]
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La solución a "¿Quien es quien?" |
Hay
más referencias quesadeñas en “El
Funcionario”. Desde el traslado a La Coruña de Antonio Serrano, tras
aprobar las oposiciones a magisterio, al banquete ofrecido por el mismo motivo
a Vicente Bosquet Molina. Se celebró en
Tíscar y fue servido “por el fondista
Jaime Palop”.
El
primer aniversario de “El Funcionario
Municipal” fue celebrado con una comida que tuvo lugar el 20 de enero de
1931 en el “Gran Hotel Victoria” de Jaime
Palop.[7] Fue
todo un banquete. El menú consistió en “tortilla
de jamón, lomo con tomate, merluza al limón, entremeses, vinos dulces, frutos,
café, coñac y habano”. Intervino a los postres el secretario Manuel Palop.
El brindis y los versos fueron por cuenta de Juan Arroquia, y Valentín de las
Marinas cerró el acto con un discurso de exaltación quesadeña que remató con un
¡Viva Quesada!
Concluido
el acto, los asistentes[8]
posaron para una foto que publicó “El
Funcionario” y que hizo el también comensal Juan José Trujillo, posteriormente
director de la banda municipal.
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La comida del primer aniversario de la revista en el Gran Hotel Victoria, en la calle Nueva |
La
publicidad insertada en la revista está compuesta mayoritariamente por
comercios de muy distintas provincias dedicados al suministro de ayuntamientos.
Solo en sus últimos meses aparecen algunos anuncios quesadeños. El del “Hotel Victoria” regentado por Jaime
Palop, una fonda que estaba al principio de la calle Nueva: “Inmejorable comida y gran confort. Pensión
económica”. La Farmacia de Tomás Baras, en la Explanada y en la que “se despachan toda clase de especialidades
nacionales y extranjeras”. Hilario Serrano, representante mercantil o
Andrés Rodríguez Aguilera, médico, en plaza del general Serrano Bedoya, 4
(jardín), que tenía consulta de 12
a 14 y de 18
a 20.
A
pesar de su corta vida quesadeña y de su orientación corporativa, “El Funcionario Municipal” tuvo relevancia
en la vida local. Fue la única publicación editada en Quesada en aquellas
primeras décadas del siglo XX. Una revista en un pueblo era cosa rara, pero
Quesada la tuvo y se difundió por buena parte del país.
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Uno de los anuncios locales de la revista |
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Número de mayo-junio de 1931, último de su etapa Quesadeña |
[1] García Prieto había sido presidente
del Senado y varias veces del Gobierno. Se había formado en el bufete de
Montero Ríos, donde coincidió con el quesadeño Laureano Delgado. Era cabeza del
Partido Liberal Democrático al que pertenecía Pedro Villar, yerno de Laureano.
Por esta relación con personajes influyentes de la vida política local se le
dio su nombre a la calle Nueva. Desde septiembre de 1930 la dirección de la
revista pasó a la calle Numancia nº 4, frente al antiguo museo, entonces ruinas
del convento, donde estaba la casa familiar de la esposa de Valentín, Prudencia
Alférez.
[2] Conocida como la “dictablanda” por contraposición
a la de su antecesor, Primo de Rivera.
[3] Posteriormente, en 1932, este
secretario fue expedientado y cesado por irregularidades.
[4] El 26 de febrero tomaron posesión
los concejales, designados por Mayores contribuyentes, José María Godoy
Aguilar, Rafael Ortiz Rodríguez y Pedro Villar Gómez, excusándose por
enfermedad dentro de este grupo Isabel Antonia Aguilera García y Antonio Segura
García. Juan Ramón de la Riva no compareció. Por el grupo de quienes habían
sido anteriormente concejales se incorporaron Juan Bautista Palop Marín, Lázaro
Segura García, Diego Herrera Muñoz, Francisco Malo Marín, Nicolás Carrasco
Radial y Tomás Bedoya Serrano. Fue designado alcalde Antonio Rodríguez Conde.
[5] El texto completo dice: "Como consecuencia de las elecciones
del día 31 de mayo, se ha constituido nuestro Ayuntamiento por mayoría
socialista.
Los Concejales, genuina representación de la democracia, han elegido
Alcalde, al obrero Eustaquio López Sánchez, tantas veces perseguido y
encarcelado por su romántica y tenaz pretensión de redimir al proletariado de
esta ciudad.
Los Tenientes de Alcalde, también de la clase modesta, Ramón Segura
Ruiz, Maximiano Plaza Salas y Antonio Serrano Linares, suponen la plena
confianza de la Casa del Pueblo.
Nosotros podemos decir que las primeras iniciaciones no pueden ser más
justas y acertadas. La cultura es suplida con espléndidas luces naturales; la
ciencia política, con la buena voluntad; y la veteranía de mando, con una
exacta idea de libertad y justicia.
Esperamos mucho de estos bisoños concejales. Vienen sin prejuicios ni
malicias: razón más que sobrada para que su labor sea fructífera y
regeneradora. La herencia que la antigua política ha dejado a su óbito, está
marchita e hipotecada.
Si cupiera la renuncia a beneficio de inventario, se quitaría una
agobiadora preocupación el flamante Concejo. Pero como no cabe este sano
recurso, es necesario que el obrero de Quesada, con buena fe y sanas
intenciones, reedifique la hacienda y la administración, en lamentable y
ruinoso estado.
Saludamos con entusiasmo al demócrata Ayuntamiento, prometiéndole toda
nuestra abnegación para ayudarle en su penosa empresa.
Nuestro fraternal
abrazo a todos."
[6] Finalmente, en el número de febrero
de 1931, se descubre el misterio: las señoritas eran Emilia y Lola Villar,
Isabelita Rodríguez, Rosario Ortiz, Caridad de las Marinas y Trini García
Carriazo.
[7] Este hotel o más bien fonda estaba
(pendiente de confirmar) en la calle Nueva, frente a la calle de la Virgen,
donde actualmente está el semáforo.
[8] Antonio Rodríguez Conde, alcalde;
Manuel Palop, secretario; Tomás Baras Velasco, farmacéutico; Bernardo Aguilera
Jerez, veterinario; Vicente Bosquet Molina, maestro; Juan Arroquia,
administrador de Correos; Enrique Bedoya Serrano, Oficial 1; Antonio Rodríguez
Aguilera Oficial 2; Ricardo ortega Amador Oficial 3;Andrés Rodríguez Conde
Oficial 3; Antonio Mesa Bedoya, auxiliar; Luis Navarrete Ruiz, estudiante;
Emilio Palop Salas, estudiante; Juan José Trujillo del Barco, músico; Ángel
Sesé Morillas, comerciante; y Manuel Rodríguez Aguilera, comerciante.
Interesantísimo todo,Vicente, además de plenamente documentado. Un gran trabajo. ¡Enhorabuena!
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