lunes, 9 de diciembre de 2019

"EL FUNCIONARIO MUNICIPAL".Una revista publicada en Quesada en 1930.


El primer número de la revista



El 31 de enero de 1930 veía la luz en Quesada la revista "El Funcionario Municipal-Revista Órgano de los empleados administrativos". Era su director Valentín de las Marinas Degiuli, y la redacción y administración de la revista estaban en la calle García Prieto 35 principal de Quesada, domicilio de Valentín.[1] En la Biblioteca Municipal de Quesada se conserva la colección completa de la revista, que la familia de Valentín de las Marinas donó al Ayuntamiento tras su muerte en 1973. Teresa Heredia, bibliotecaria municipal, ha puesto amablemente a mi disposición esta publicación periódica sorprendentemente nacida en Quesada en 1930.

El contenido de la revista es corporativo, dedicado a los intereses, reivindicaciones y problemas de los funcionarios y empleados municipales. Alcanzó una notable difusión por casi todo el país como se puede ver tanto en la correspondencia recibida como en la publicidad. Tuvo dos etapas: la inicial en los años 1930 y 1931 y otra posterior iniciada en 1960, ya fuera y al margen de Quesada. Es a esa primera etapa a la que me referiré, pues, además del contenido profesional propio de la publicación, a menudo aparecen en sus páginas noticias de Quesada y referencias a la vida social y cultural quesadeña.

El primer número salió a la calle con fecha de 31 de enero de 1930 con una vocación quincenal que se anunciaba en la propia cabecera: "se publicará los días quince y final de cada mes". No obstante, y seguramente a causa de la dedicación que requería y del coste del proyecto, desde junio de ese año pasó a mensual, siendo finalmente los dos últimos números bimensuales. En total salieron veinte números; el último de esta primera época fue el correspondiente a mayo y junio de 1931.

Coinciden estos dos años con un periodo de cambios radicales en España, de convulsiones políticas reflejadas en sus páginas. Así, nacida en la dictadura[2] del general Berenguer, conoció los últimos esfuerzos de Alfonso XIII por mantenerse en el poder con el gobierno del almirante Aznar, las elecciones municipales de abril y la proclamación de la II República. Estos cambios políticos afectaban de manera inmediata a los ayuntamientos y repercutían directamente en los trabajadores municipales, destinatarios de la revista.

Biografía de Valentín de Las Marinas en un homenaje de 1967


Hijo de Francisco de las Marinas, secretario del juzgado municipal, Valentín de las Marinas nació en Quesada en 1902. En 1930 era oficial mayor del Ayuntamiento; posteriormente fue varias veces secretario interino hasta su marcha a Peal, ya en la posguerra. Fue un personaje inquieto, muy implicado y activo en la vida local de aquellos años. Periodista aficionado, escribió como corresponsal para el periódico conservador “La Regeneración” de Jaén, Boletín de la Cruz Roja Provincial, etc.

En 1935 fue encargado de la redacción de uno de los tres capítulos dedicados a Quesada en la obra colectiva “El Adelantado de Cazorla”. Lo tituló Quesada. Religión, ciencia, arte.” En él hace la consabida referencia a la Virgen de Tíscar, al calendario de fiestas y a las figuras destacadas que había dado el pueblo: Serrano, el gramático Santiago Vicente, Alcalá y Menezo, el pintor Isidoro Bello… De su tiempo cita al indiscutible Juan de Mata Carriazo y a Juan Arroquia Herrera como animador del teatro de aficionados. Hay en este artículo una curiosa mención al entonces joven Zabaleta: “Hoy, con más base artística, aunque no con menos vocación, puede reemplazarle (a Isidoro Bello) ventajosamente Rafael Zabaleta, diplomado de la Escuela de San Fernando; tiene condiciones, pero, tímido y vacilante, no se lanza a conquistar los lauros que, sin duda, el arte le reserva.”

La revista no tiene un carácter político marcado, pero se amolda a cada momento acatando el “poder constituido” con cierto entusiasmo. Esta adhesión la comprendería perfectamente su público de pequeños funcionarios acostumbrados a sobrevivir en medio de los cambios políticos que a menudo repercutían con fiereza en la vida municipal.

La portada del primer número está dedicada al retrato del gobernador civil “que prometió ayudarnos en la obra que vamos a emprender”; se le ofrenda “nuestro homenaje de veneración y afecto”.  Es enero de 1930, con el general Berenguer en el gobierno intentando salvar a la Monarquía. Tras las elecciones municipales de abril de 1931 y la proclamación de la República, el editorial del que sería último número de la revista, titulado "El nuevo Régimen”, la recibe con entusiasmo: “Hemos anochecido, oprimidos por un régimen infamante donde campeaban a placer las inmoralidades y la tiranía y nos lanzó prestos de la cama el vivo fulgor de la libertad”. Nos puede parecer  un descarado chaqueteo, pero como decía arriba, hay que valorar el contexto. Son tiempos de cesantías, y de unos empleados públicos desprotegidos y a merced y capricho del munícipe de turno.



En las páginas de “El Funcionario Municipal”, y a pesar de sus objetivos gremiales, por estar editada aquí se refleja inevitablemente la vida local quesadeña. Ya en su primer número y en lugar destacado hay un artículo del jefe de Valentín, Manuel Palop Sanchíz, secretario del Ayuntamiento, con un tono paternalista y condescendiente hacia su subordinado[3].

Especial atención presta a los cambio en el Ayuntamiento, cambios que afectan directamente a él y a sus compañeros. En febrero de 1930, a raíz de las disposiciones del gabinete Berenguer, los nuevos concejales le merecen aprobación y entusiasmo: “A nosotros nos han parecido excelentes ya que conocemos la cultura, ecuanimidad e independencia de referidos señores[4]

Y de la misma manera, en el número de junio de 1931 se informa de la constitución del primer ayuntamiento republicano “de mayoría socialista” y "como consecuencia de las elecciones del día 31 de mayo”. En Quesada, como en numerosos pueblos, hubo que repetir en esta fecha y a causa de irregularidades, las elecciones municipales de abril que habían traído la República. El tono con el que recibe a la nueva Corporación, "de mayoría socialista", no es menos entusiasta que lo había sido con los anteriores cambios: “La (falta de) cultura es suplida con espléndidas luces naturales; la ciencia política, con la buena voluntad; y la veteranía de mando, con una exacta idea de libertad y justicia.” Preside la corporación republicana el “obrero Eustaquio López Sánchez, tantas veces perseguido y encarcelado por su romántica y tenaz pretensión de redimir al proletariado de esta ciudad.”[5]

En las páginas de la revista abundan las noticias sobre sus compañeros en el Ayuntamiento de Quesada, como la toma de posesión del nuevo oficial Antonio Rodríguez, el ascenso de Ricardo Ortega Amador, oficial encargado de quintas, o la muerte de Muerte de Camila Salas Carriazo, mujer del secretario Palop. También hay otras noticias del mundo político como la visita del gobernador civil acompañado del  inspector de 1ª Enseñanza, quien por la noche ofreció una conferencia en el jardín. O la asamblea de alcaldes de la comarca y de pueblos vecinos de Granada, celebrada en Tíscar en septiembre de 1930 para reclamar la finalización de la carretera de Tíscar a Pozo Alcón.

En “El Funcionario Municipal” publican, además del fundador y director, otros personajes de la vida quesadeña de los años treinta, como el ya citado secretario Palop o Juan de Mata Carriazo, entonces joven catedrático de Sevilla, que escribe sobre los orígenes medievales de la ley municipal. Son también asiduos como poetas el administrador de Correos Juan Arroquia y el farmacéutico de Pozo Alcón Manuel Antiñolo Quiñones.

De Juan Arroquia son también los artículos de la serie “Guía sentimental de Quesada” publicados originalmente en la revista “Don Lope de Sosa” que dirigía el cronista oficial de la provincia Alfredo Cazabán, quien también firma un artículo sobre Quesada y Tíscar, la verdad que lleno de lugares comunes. De Arroquia son también los imprescindibles artículos sobre la Virgen y sus fiestas.

En algún caso firmó con pseudónimo seguramente el propio director. Un tal Galán mantiene durante varios números una sección, bastante cursi a nuestros ojos, que titula “¿Quién es quién?”. Consiste esta en la descripción, sin decir sus nombres a modo de adivinanza, de seis señoritas de Quesada.[6]

La solución a "¿Quien es quien?"

Hay más referencias quesadeñas en “El Funcionario”. Desde el traslado a La Coruña de Antonio Serrano, tras aprobar las oposiciones a magisterio, al banquete ofrecido por el mismo motivo a  Vicente Bosquet Molina. Se celebró en Tíscar y fue servido “por el fondista Jaime Palop”.

El primer aniversario de “El Funcionario Municipal” fue celebrado con una comida que tuvo lugar el 20 de enero de 1931 en el “Gran Hotel Victoria” de Jaime Palop.[7] Fue todo un banquete. El menú consistió en “tortilla de jamón, lomo con tomate, merluza al limón, entremeses, vinos dulces, frutos, café, coñac y habano”. Intervino a los postres el secretario Manuel Palop. El brindis y los versos fueron por cuenta de Juan Arroquia, y Valentín de las Marinas cerró el acto con un discurso de exaltación quesadeña que remató con un ¡Viva Quesada!

Concluido el acto, los asistentes[8] posaron para una foto que publicó “El Funcionario” y que hizo el también comensal Juan José Trujillo, posteriormente director de la banda municipal.

La comida del primer aniversario de la revista en el Gran Hotel Victoria, en la calle Nueva


La publicidad insertada en la revista está compuesta mayoritariamente por comercios de muy distintas provincias dedicados al suministro de ayuntamientos. Solo en sus últimos meses aparecen algunos anuncios quesadeños. El del “Hotel Victoria” regentado por Jaime Palop, una fonda que estaba al principio de la calle Nueva: “Inmejorable comida y gran confort. Pensión económica”. La Farmacia de Tomás Baras, en la Explanada y en la que “se despachan toda clase de especialidades nacionales y extranjeras”. Hilario Serrano, representante mercantil o Andrés Rodríguez Aguilera, médico, en plaza del general Serrano Bedoya, 4 (jardín), que tenía consulta de 12 a 14 y de 18 a 20.

A pesar de su corta vida quesadeña y de su orientación corporativa, “El Funcionario Municipal” tuvo relevancia en la vida local. Fue la única publicación editada en Quesada en aquellas primeras décadas del siglo XX. Una revista en un pueblo era cosa rara, pero Quesada la tuvo y se difundió por buena parte del país.

Uno de los anuncios locales de la revista
Número de mayo-junio de 1931, último de su etapa Quesadeña



[1] García Prieto había sido presidente del Senado y varias veces del Gobierno. Se había formado en el bufete de Montero Ríos, donde coincidió con el quesadeño Laureano Delgado. Era cabeza del Partido Liberal Democrático al que pertenecía Pedro Villar, yerno de Laureano. Por esta relación con personajes influyentes de la vida política local se le dio su nombre a la calle Nueva. Desde septiembre de 1930 la dirección de la revista pasó a la calle Numancia nº 4, frente al antiguo museo, entonces ruinas del convento, donde estaba la casa familiar de la esposa de Valentín, Prudencia Alférez.

[2] Conocida como la “dictablanda” por contraposición a la de su antecesor, Primo de Rivera.

[3] Posteriormente, en 1932, este secretario fue expedientado y cesado por irregularidades.

[4] El 26 de febrero tomaron posesión los concejales, designados por Mayores contribuyentes, José María Godoy Aguilar, Rafael Ortiz Rodríguez y Pedro Villar Gómez, excusándose por enfermedad dentro de este grupo Isabel Antonia Aguilera García y Antonio Segura García. Juan Ramón de la Riva no compareció. Por el grupo de quienes habían sido anteriormente concejales se incorporaron Juan Bautista Palop Marín, Lázaro Segura García, Diego Herrera Muñoz, Francisco Malo Marín, Nicolás Carrasco Radial y Tomás Bedoya Serrano. Fue designado alcalde Antonio Rodríguez Conde.

[5] El texto completo dice: "Como consecuencia de las elecciones del día 31 de mayo, se ha constituido nuestro Ayuntamiento por mayoría socialista. 
Los Concejales, genuina representación de la democracia, han elegido Alcalde, al obrero Eustaquio López Sánchez, tantas veces perseguido y encarcelado por su romántica y tenaz pretensión de redimir al proletariado de esta ciudad.
Los Tenientes de Alcalde, también de la clase modesta, Ramón Segura Ruiz, Maximiano Plaza Salas y Antonio Serrano Linares, suponen la plena confianza de la Casa del Pueblo.
Nosotros podemos decir que las primeras iniciaciones no pueden ser más justas y acertadas. La cultura es suplida con espléndidas luces naturales; la ciencia política, con la buena voluntad; y la veteranía de mando, con una exacta idea de libertad y justicia.
Esperamos mucho de estos bisoños concejales. Vienen sin prejuicios ni malicias: razón más que sobrada para que su labor sea fructífera y regeneradora. La herencia que la antigua política ha dejado a su óbito, está marchita e hipotecada.
Si cupiera la renuncia a beneficio de inventario, se quitaría una agobiadora preocupación el flamante Concejo. Pero como no cabe este sano recurso, es necesario que el obrero de Quesada, con buena fe y sanas intenciones, reedifique la hacienda y la administración, en lamentable y ruinoso estado.
Saludamos con entusiasmo al demócrata Ayuntamiento, prometiéndole toda nuestra abnegación para ayudarle en su penosa empresa.

Nuestro fraternal abrazo a todos."

[6] Finalmente, en el número de febrero de 1931, se descubre el misterio: las señoritas eran Emilia y Lola Villar, Isabelita Rodríguez, Rosario Ortiz, Caridad de las Marinas y Trini García Carriazo.

[7] Este hotel o más bien fonda estaba (pendiente de confirmar) en la calle Nueva, frente a la calle de la Virgen, donde actualmente está el semáforo.

[8] Antonio Rodríguez Conde, alcalde; Manuel Palop, secretario; Tomás Baras Velasco, farmacéutico; Bernardo Aguilera Jerez, veterinario; Vicente Bosquet Molina, maestro; Juan Arroquia, administrador de Correos; Enrique Bedoya Serrano, Oficial 1; Antonio Rodríguez Aguilera Oficial 2; Ricardo ortega Amador Oficial 3;Andrés Rodríguez Conde Oficial 3; Antonio Mesa Bedoya, auxiliar; Luis Navarrete Ruiz, estudiante; Emilio Palop Salas, estudiante; Juan José Trujillo del Barco, músico; Ángel Sesé Morillas, comerciante; y Manuel Rodríguez Aguilera, comerciante.


1 comentario:

  1. Interesantísimo todo,Vicente, además de plenamente documentado. Un gran trabajo. ¡Enhorabuena!

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