Placa de mármol que se colocó en la plaza de Quesada |
1873. PROCLAMACIÓN DE LA PRIMERA REPÚBLICA EN QUESADA
El
catorce de febrero de 1873 se reunió el Ayuntamiento de Quesada en sesión
extraordinaria y urgente. Abierta la sesión, el secretario dio lectura a una
comunicación, de fecha doce del mismo mes, que dirigía el "ciudadano
Gobernador Civil de la Provincia" al "ciudadano Alcalde de esta Villa".
En ella se informaba que el día once se había verificado "la proclamación
de la República Democrática por el Congreso y el Senado." Esa misma noche
se había hecho igual proclamación en la capital de la provincia y ordenaba el
ciudadano gobernador que así se hiciera en Quesada.
La
mañana de aquel once de febrero de 1873 había abdicado el rey Amadeo I y
Congreso y Senado, reunidos en Asamblea Nacional, habían votado la primera
República Española. Se iniciaba así el último capítulo del vertiginoso periodo
iniciado con la revolución de 1868, La Gloriosa o Septembrina. Nació la
República en mitad de una grave crisis económica mundial, con la abierta
hostilidad de los imperios y monarquías que entonces dominaban Europa.
Estallaron levantamientos carlistas y cantonales, y la pugna entre radicales, republicanos
unitarios y federales le negaron un solo día de tranquilidad y calma a la nueva
República.
Como
muestra de tan tremenda inestabilidad quedó la frase que el primer presidente
del Poder Ejecutivo de la República, Estanislao Figueras, desesperado y
superado por los enfrentamientos, dijo en un consejo de ministros durante los
tumultuosos días de junio: "Señores, estoy hasta los cojones de todos
nosotros". Figueras cogió un tren en Atocha y se marchó a Francia, desde
donde mandó un telegrama comunicando su dimisión.
"La Niña Bonita" Alegoría de la República publicada en la revista satírica "La Flaca" |
En
Quesada desde la revolución de 1868 la vida política local estaba en manos de
los parientes y amigos del general Serrano Bedoya, que había sido uno de los
protagonistas en el derrocamiento de Isabel II. El respaldo de tan importante político,
que podía influir y recomendar en Madrid los intereses locales, daba a sus
partidarios en el pueblo gran prestigio y poder.
La
ascendencia de Serrano en Quesada quedó simbolizada con el cambio de nombre de
la plaza, que de ser plaza de la Villa pasó a llamarse del General Serrano
Bedoya.[1]
Cuando aquel febrero de 1873 llegó la República era alcalde Ramón Serrano
Bedoya, hermano del general, y eran concejales otro de sus hermanos, José, y
sus primos Hilario, Pablo y Francisco Serrano. Por cierto, también formaba
parte de aquella Corporación Rafael Hidalgo del Riego, padre del pintor Rafael
Hidalgo de Caviedes.
La
salida de Amadeo I y la proclamación de la República provocaron en Quesada una
crisis que, aunque apenas duró dos días, el catorce y quince de febrero, sin
duda supuso un auténtico terremoto en la amodorrada rutina del pueblo.
Constitución de la Junta de Gobierno Republicana del Ayuntamiento de Quesada |
Aquella
mañana del día 14 el ciudadano alcalde, Ramón Serrano, a la vista del escrito
del ciudadano gobernador y de "la reunión confidencial que hubo lugar ayer
entre varios vecinos de la localidad y entre ellos Don Francisco Calatrava
Presidente del Comité Republicano de
este Pueblo" propuso y así se
acordó con el apoyo unánime de la Corporación, "resignar en este (el
Comité Republicano) la misión de Administración y demás funciones
concejiles". Tras dimitir, los miembros de la Corporación abandonaron la
sala capitular e invitaron al Comité "para que proceda al nombramiento de
la Junta de Gobierno que se constituya."
Inmediatamente
entraron en el salón de plenos los miembros de dicho Comité para constituir la
Junta de Gobierno provisional. En el acta anotó el secretario municipal:
"Constitución de la Junta de Gobierno Republicana Federal". La
República proclamada no lo había sido con el carácter de Federal, ese fue un
debate que enfrentó a unitarios y federales durante todo el año de su
existencia. Pero como en Quesada existía un activo grupo de republicanos
federales (que se mantuvo incluso durante el posterior reinado de Alfonso XII)
no dudaron en proclamar la Federal. En la reunión de la tarde anterior los
federales ya habían elegido "por aclamación unánime del Comité Republicano
y demás ciudadanos que pertenecen a esa comisión política" a los miembros
de la Junta de Gobierno. Quedó pues constituida la Junta en el acto, y fue presidida
por el ciudadano Francisco Calatrava León.[2] Don
Francisco cerró el acto constitutivo con un ¡Viva la República Federal!
El ¡Viva! a la República Federal de Francisco Calatrava |
Inmediatamente
la "Junta Revolucionaria Republicana Federal" celebró su primera
sesión ordinaria y tomó un acuerdo que el secretario tituló "Cesantías de
todos los Empleados Municipales y nombramientos para cubrir las vacantes."
Fueron cesados y sustituidos los dos médicos municipales, el depositario de
fondos, el cartero "o administrador de Correos de esta localidad", el encargado del reloj, el portero del Ayuntamiento,
los guardas rurales, los guardas mayor y menor de la Dehesa del Guadiana, el inspector
de (venta de) carnes, el "Inspector de Policía y Alcalde de Cárcel",
los guardas de montes y el juez municipal. Solo se libraron de la remoción el
secretario y los dos oficiales del Ayuntamiento. También se acordó cesar y
amortizar las plazas de maestro y maestra de Belerda "mediante a que de
nada sirben en dicha Aldea por no tener niños que asistan".[3]
Es de imaginar que aquella noche del catorce al quince de febrero fue
inolvidable para muchos vecinos. De alegría para los nombrados y de preocupación para los cesados. También es de imaginar
el golpe que supuso para la anterior clase dirigente, pues de un plumazo se le
arrebataba el poder municipal. Pero ni los unos ni los otros se sorprenderían.
Cinco años antes había ocurrido lo propio. Cuando en 1868 una Junta controlada
por los partidarios de Serrano sustituyó al
Ayuntamiento isabelino anterior, su primer acto fue el cese de toda la
plantilla municipal. Lo hicieron atendiendo las disposiciones de la Junta
Provincial que, además de cesar a todos los ayuntamientos, dejaba sin efecto
"los nombramientos de los empleados de todos los ramos de la
Administración pública".[4]
No existían entonces las carreras
funcionariales como ahora se entienden y estas cesantías, generales o dedicadas
a un individuo, eran comunes. De manera que ahora la Junta Republicana actuaba
siguiendo un guión ya conocido.
Sin
embargo, las penas y alegrías con el amanecer cambiaron de bando, quedando como
si hubiera sido simplemente un sueño. Esa mañana "se reunieron en casas
Capitulares los señores que componen el Ayuntamiento que cesó el día de ayer
bajo la presidencia del ciudadano Francisco Calatrava". Abierta la sesión,
"se dio lectura a la Circular del Señor Gobernador Civil de la Provincia
fecha 13 de los que cursan". Mediante la misma el gobernador cesaba a
todas las juntas de gobierno nombradas en los pueblos de la provincia y
ordenaba reponer a los ayuntamientos preexistentes. Calatrava "en su vista
de la circular y teniendo deseo de que tenga cumplido efecto manifestó
declinaba la Autoridad recibida en el día de ayer en manos del Alcalde y
Munícipes de quien la había recibido." Acatando unos y otros la orden,
quedó el Ayuntamiento "constituido cual lo estaba". Tras acordar que
se fijase la circular del gobernador "en el sitio de costumbre", firmaron
el acta conjuntamente: Francisco Calatrava por la Junta Republicana cesada y
Ramón Serrano y los concejales presentes en la reunión por el Ayuntamiento
repuesto.[5]
Una
vez abandonó la sala el efímero presidente de la Junta Republicana, continuó
reunido el Ayuntamiento repuesto. Su primer acuerdo fue reponer en sus
respectivos destinos a los maestros de
escuela, guardas de la Dehesa y rurales, cartero, alcalde de Cárcel " y
cualquier otro destino que por la misma hubiese sido sustituido".
En
1868 fue la autoridad revolucionaria la que disolvió ayuntamientos y removió funcionarios.
En 1873 el gobernador republicano hizo lo contrario. La explicación está en que
en 1868 se produjo una ruptura revolucionaria con la legalidad anterior,
mientras que la República vino por el voto de Congreso y Senado, tras la
abdicación del rey y sin que se produjera ruptura legal. De todas formas llama
la atención la tranquilidad con la que se produjeron estos cambios en Quesada, con
unos y otros firmando actas conjuntamente. La primera República transcurrió en
Quesada con mucha tranquilidad, al menos por lo que se deduce de las actas
municipales porque es de imaginar que en calles y tabernas alguna discusión sí
que habría.
Los
ayuntamientos republicanos de Quesada se ocuparon de asuntos corrientes, del
día a día de la vida del pueblo. Hicieron unas ordenanzas municipales que se
mantuvieron en vigor bastantes años, atendieron los pleitos de lindes en la
Dehesa, que era la fuente principal de ingresos para el Ayuntamiento, dieron
los primeros pasos para buscar un lugar adecuado al mercado, por entonces
celebrado al aire libre, en la plaza, donde aún no había jardín. Se ocuparon también
de ordenar la feria de ganado, de resolver peticiones de vecinos, de discutir
las cuentas municipales... No hubo, al parecer, grandes causas ni luchas.
El libro de las Ordenanzas Municipales de 1873 |
Como
ejemplo de esa tranquilidad, de lo que podría llamarse "normalidad",
puede valer la forma que tuvieron los republicanos federales de celebrar la
proclamación de la República, que ahora sí había sido votada por el Congreso,
cuando a principios del verano consiguieron la alcaldía y el poder municipal. El
día dos de julio "se acordó que se pague con cargo al Capítulo de
Imprevistos los gastos ocasionados en la función de Iglesia que se celebró en
el día de ayer por la proclamación de la República (Federal) en esta localidad
y en obsequio a Nuestra Patrona la Santísima Virgen de Tíscar". Firmaba el
acta el alcalde y jefe de los republicanos federales, Francisco Calatrava León.
Varias semanas después fue necesario aclarar que en esos gastos se debía
incluir "el importe del refresco dado al Municipio, clero y algunos
convidados" por la misma ocasión.[6]
En
Cazorla, según escribió Medardo Laínez en 1935,[7] las
cosas fueron de similar tranquilidad. Los pueblos de la comarca no se
constituyeron en cantones independientes, ahorrándonos así el espectáculo de
que hubieran llegado entre ellos a más que palabras, cosa nada improbable
considerando que la "flota de Cartagena" bombardeó Almería y
Alicante.
Tiempo
habrá en estas mismas páginas de entrar en detalles sociales, políticos, de
costumbres, etc. no solo de la primera República sino de todo el agitado
periodo que se inició con La Gloriosa de 1868. Por ahora, y por no cansar
mucho, creo que es suficiente con mencionar los dos cambios que se produjeron
en la Corporación quesadeña durante esta primera República.
En
el mes de junio de 1873 se inició la etapa más convulsa de la República. El día
ocho las Cortes Constituyentes proclamaron la República Federal por doscientos
dieciocho votos a favor y dos en contra. El día diez se produjo la huida y
dimisión de Figueras. El once fue elegido el federal Francisco Pi y Margall como
segundo presidente del Poder Ejecutivo de la República. Casi al tiempo los
federales "intransigentes" iniciaron la sublevación cantonal a la que
hubo de hacer frente el almeriense Nicolás Salmerón, tercer presidente y federal
"moderado".
Sello del Gobierno Civil |
Quesada,
que en su aislamiento vivía un poco al margen de las convulsiones políticas, en este inicio del verano de 1873 no pudo
sustraerse a ellas. Fuera por disconformidad con la nueva situación o por temor
a sus consecuencias, el Ayuntamiento en pleno presentó su dimisión. La
Diputación Provincial aceptó las renuncias y procedió de inmediato a nombrar un
Ayuntamiento interino "ante la proximidad de las Elecciones
Municipales". El día veintinueve de junio se celebró pleno extraordinario
al que asistieron los concejales salientes y los nuevos. Tomada posesión, los
entrantes procedieron a elegir como alcalde a Francisco Calatrava León y sin
perder un minuto cesaron a los empleados municipales nombrado otros en su
lugar.[8] Fue
este el Ayuntamiento que celebró con una fiesta a la Virgen su acceso al poder,
en el que se mantuvo hasta principios de 1874.
El
tres de enero de ese año triunfó el golpe de estado del general Pavía que
disolvió las Cortes y desalojó al cuarto presidente, Emilio Castelar. Fruto del
golpe, el quinto y último presidente, Francisco Serrano Domínguez, formó un
gobierno de concentración del que excluyó a los republicanos federales. Se
mantuvo en el poder hasta fines de año en que fue derrocado por el golpe de
estado de Martínez Campos en Sagunto, que precipitó la restauración borbónica.
Fue durante este gobierno cuando Serrano Bedoya ocupó la cartera de Guerra.
La
dictadura republicana de Serrano Domínguez tuvo como objetivo desalojar a los
federales de todas las instancias de poder, incluidos ayuntamientos.[9] Por
eso, el veintisiete de enero el gobernador Civil destituyó al alcalde y
concejales de Quesada, nombrando un nuevo Ayuntamiento del que sería alcalde
Ramón Serrano Bedoya, hermano del general. El cambio se hizo con la
tranquilidad ya habitual y en presencia del alcalde saliente Francisco
Calatrava. Fue una vuelta a los ayuntamientos moderados del periodo 1868 a 1873 y representó el
apogeo en el poder local de los partidarios de Serrano.
El
general volvió a ser el referente de la política local y "protector"
de los intereses de Quesada ante las instancias gubernamentales. Cuando se
conoció el resultado favorable a Quesada en el pleito de límites de la Dehesa,
Serrano mandó una carta al Ayuntamiento felicitándolo, o mejor dicho felicitándose,
por la noticia: "Ciertamente que interpuse mi influencia en favor de dicho
pleito, pero es la verdad que asistía a Quesada la Justicia, y es así mismo
cierto que como hijo de ese Pueblo, tenía el sagrado deber de velar por los
intereses de su comunidad".[10]
Con
el fin de la República y la restauración monárquica en Alfonso XII se
produjeron los correspondientes cambios en el Ayuntamiento -y en sus empleados-
pero eso ya queda para otra ocasión.
Para
terminar, una explicación sobre la foto que abre estas líneas. Se trata de la
placa o lápida que se colocó, seguramente en la torre del reloj, cuando se
dedicó la plaza a la República Federal. En el pleno de diez de agosto de aquel
año (1873) se acordó cargar al capítulo de Imprevistos "el importe de la
lápida para la plaza de esta Población" así como el cuadro de la República
para las Casas Capitulares y "los honorarios de la orquesta que estuvo
tocando ínterin se ponían ambas cosas y en la noche del tres de agosto para
festejar la proclamación de la República”.
La
placa reza: "PLAZA DE LA REPUBLICA FEDERAL 1873" y muestra cuatro
fechas, una en cada esquina: once de febrero, veinte de marzo, veintitrés de
abril y ocho de mayo. La primera y la última corresponden a la proclamación de
la República y de la República Federal respectivamente. El veintitrés de abril fue
el día que el entonces ministro de Gobernación Pi y Margall sofocó un serio
intento de golpe de estado salvando a la República. Por último, el veinte de
marzo fue el día en que la Asamblea Nacional debatió y aprobó la abolición de
la esclavitud en Puerto Rico.[11] Curiosamente
era este un asunto con el que el pueblo de Quesada se sentía implicado. Durante
una de las últimas sesiones del Congreso en tiempos de Amadeo I, el quesadeño
Laureano Delgado Alférez, diputado por el distrito de Cazorla, presentó varios
escritos firmados por los vecinos de Quesada, Hinojares, Huesa y Pozo Alcón
"con sus ayuntamientos a la cabeza", pidiendo "la abolición
inmediata de la esclavitud" en la isla.[12] Sin
duda los quesadeños y especialmente los republicanos federales, se sentían muy orgullosos
de haber puesto su granito de arena en el asunto y quisieron inmortalizar la
fecha en la placa o lápida que colocaron en la plaza.
[1] Pleno del 18 de octubre de 1868.
Justificaba el acuerdo el Ayuntamiento revolucionario en la necesidad de
"inmortalizar en esta Población el preclaro nombre de nuestro Ylustre
Patricio el Excelentísimo Señor General Serrano Bedoya, uno de los caudillos e
iniciador del glorioso alzamiento Nacional contra la ominosa y caída
Administración moderada". Este nombre se mantuvo, con un pequeño
paréntesis en 1873, hasta que en 1931 fue sustituido por el de Plaza de la
República.
[2] Era vicepresidente Simón del Águila y vocales Miguel Muñoz y Justo
Vela. Como secretario quedó nombrado el que era secretario municipal, Gaspar
Antonio de Salas.
[3] Evidentemente no se trataba de que
no hubiera niños en Belerda; los habría y muchos. La justificación de los ceses
estaba en que no los había "que asistieran". Y es que, efectivamente,
la asistencia a la escuela era una rareza reservada solo a los pocos miembros
de las "clases pudientes".
[4] "Boletín Oficial
Extraordinario de la Provincia de Jaén" de fecha 30-9-1868.
[5] Eran estos concejales presentes
Pablo Serrano, José Montiel, Antonio Rodríguez, Antonio Alférez, José Hidalgo
del Riego, Carlos Pérez, Antonio de Lara, Hilario Serrano, Nicolás Valdés,
Francisco Serrano y Godoy y José Serrano Bedoya.
[6] Acta del pleno de diez de agosto de
1873.
[7] Vida política y literaria desde la
primera a la segunda República" El Adelantado de Cazorla. 1935. Pág. 183 y
ss.
[8] Secretario -el anterior dimitió
junto a los concejales-, oficiales de secretaría, depositario, médicos,
cartero, encargado del reloj y guardas rurales y de la Dehesa. En este caso se
sustituyó también al "peón público", "cargo" que fue
ocupado por Julián Salcedo.
[9] También acabar con la tercera
guerra carlista, tarea en la que tuvo un papel activo como capitán general de
Cataluña el general Serrano Bedoya, antes de ser ministro.
[10] Carta fechada en Barcelona a
primero de mayo de 1874 y adjunta al libro de actas municipal. En ese año se
dejó constancia de otras gestiones de Serrano, como la reducción del cupo de
soldados de Quesada según carta del ministro de Gobernación Sagasta a Serrano,
transcrita en el pleno de veinticuatro de agosto.
[11] Ley publicada en la "Gaceta de
Madrid" de veintiséis de marzo de 1873.
[12] Diario de Sesiones del Congreso de
los Diputados de cuatro de febrero de 1873.