viernes, 19 de agosto de 2011

Desarrollo del casco urbano de Quesada.

Año 1958, la nueva expansión



Al igual que en cualquier otra localidad, la evolución del recinto urbano de Quesada está definida por factores geográficos y la morfología del lugar  y por factores históricos.

Factores Geográficos.

Quesada se asienta en la falda del Cerro de la Magdalena sobre un pequeño promontorio ovalado y rodeado a cierta distancia por el río. Hacia el norte, este y oeste hay fuertes pendientes. Hacia el sur y suroeste es terreno con pendientes medias cortado por barrancos que bajan perpendiculares al río, en dirección oeste a este.  Observando el plano de curvas de nivel, en el que se ha prescindido de toda edificación para dejar desnudo y virgen el suelo urbano, se puede comprobar la configuración descrita.


















El crecimiento del pueblo se ha producido obligatoriamente hacia el sur. En las otras direcciones las fuentes pendientes y cuestas  lo han dificultado hasta hoy. Hacía el sur solo era necesario rellenar y saltar cada uno de los barrancos que cortan el terreno. Estos  barrancos son el del Pozairón que corre delante de los arcos y en su día al pie de la muralla, el de los Postigos y el de los Burros. Los tres en algún momento han constituido obstáculos naturales que han limitado el ensanche. Cuando los aumentos de población lo han requerido (y las posibilidades técnicas y económicas lo han permitido), se ha rellenado cada barranco saltado al otro lado y colonizando el terreno disponible hasta el barranco siguiente donde de nuevo se ha frenado temporalmente el crecimiento.
                                   


Factores Históricos.

Con las conquistas de Fernando III  la antigua población islámica fue saqueada y se destruyeeron sus defensas. Quesada pasó varias veces de unas manos a otras en un periodo de absoluta inseguridad y seguramente de importantes destrozos materiales y humanos. Hasta principios del siglo XIV con la conquista de Tíscar y la dependencia de Úbeda no se alcanzó una cierta estabilidad, pero ciertamente relativa pues la guerra continuaba con frecuentes lances y enfrentamientos: la quema del Arrabal en 1406 o la entrada de 1469 en tiempos de Mulhacén p. ej. 

Quesada era frente y frontera, la escasa población se refugiaba dentro de las pequeñas murallas y con alguna excepción no se atrevía a cultivar tierras que no estuvieran inmediatas a la protección de los muros.  El resto del término estaba baldío o se dedicaba a la ganadería extensiva (y de alto riesgo por la posibilidad de ataques inesperados, el ganado era el botín más preciado en las incursiones).

Con la Toma de Granada se acabó la guerra. Apenas volverá y de forma pasajera durante la sublevación morisca de 1568-71. La paz abrió un periodo en el que se roturaron  y ocuparon nuevas tierras alejadas de la villa  y de sus defensas. Creció la superficie cultivada, creció de forma rápida la población y se urbanizaron espacios extramuros. Ni las casas ni las tierras de cultivo precisaban ya de la protección de las murallas. Cuando en 1564  se produjo la separación de la jurisdicción de Úbeda, la nueva villa libre y exenta tenía 1.263 vecinos (cuatro o cinco mil habitantes, en todo el término).

La etapa de crecimiento se agotó con el siglo. Quesada entra en un largo periodo de decadencia y estancamiento demográfico que duró hasta bien entrada la segunda mitad del s. XIX. Las razones son en buena medida de carácter general y desbordan el ámbito de estas reflexiones. Los datos de población del Catastro de Ensenada y del diccionario de Madoz muestran como en este largo periodo la población se estancó. No hay en consecuencia crecimiento urbano.
A finales del s. XIX la población vuelvió a crecer de forma importante, se ocuparon todas las tierras que eran posible roturar, se pusieron en cultivo latifundios procedentes de las desamortizaciones. El periodo culminó con las grandes convulsiones sociales de los años treinta y se agotó en los años cincuenta con la emigración masiva fuera de la localidad. Quesada alcanza su máximo histórico de habitantes en el censo de 1950 con 12.397 habitantes de derecho y 12.224 de hecho.

La emigración iniciaba un descenso imparable de la población, descenso que se mantiene hasta hoy con 6.006 habitantes de derecho en el censo de 2001.  En paralelo a este descenso se produjo un aumento en el nivel de vida, fenómeno fenómeno acentuado a mediados de los años ochenta. Con el aumento del nivel de vida y con los cambios sociopolíticos de la época se generaron nuevas necesidades. Así, aumentaron de forma importante los equipamientos sociales, colegios, zonas verdes, zonas deportivas, etc, todos ellos grandes consumidores de metros cuadrados de suelo. Las familias siempre numerosas que se hacinaban en pequeñas viviendas que hoy consideraríamos infraviviendas, pasaron a nuevos alojamientos de más calidad y aunque también se sustituyeron (mini) viviendas unifamiliares por edificios de pisos, los metros cuadrados por habitante aumentaron. Finalmente, el mayor nivel de vida ha permitido que numerosas personas oriundas mantengan las antiguas viviendas familiares o bien que adquieran otras de reciente construcción como segundas viviendas.

Todas estas causas explican, al menos en parte, la paradoja de que un fuerte descenso de la población se haya acompañado por un gran crecimiento del casco urbano: Entre los años 1950 y 2.010 la población se ha reducido a la mitad y la extensión del pueblo se ha duplicado. Aumenta el consumo de metros cuadrados como aumenta el consumo de bienes y servicios, el de energía, el de alimentos de calidad, el de ocio o el de vehículos.  Que duda cabe que además en el proceso ha  influido en los últimos años la locura constructiva y especulativa general a todo el país.


Fases en la evolución del casco urbano.

Del cruce de factores geográficos e históricos se pueden definir, a mi criterio, las fases en la evolución del casco urbano de Quesada que se describen y que están dibujadas en el primer gráfico:

1.- QUESADA MEDIEVAL.

Durante el s. XIII subsiste apenas el recinto amurallado del Alcázar, sobre la calle del Cinto y Alcaidía. Con la relajación de los peligros militares se edifica en el s. XIV el Arrabal, calle Adentro, y se alcanza el primero de los barrancos.

2.- S.XVI

Fin de la Guerra de Granada, desaparecen las necesidades defensivas. Crecimiento de la población. Se salta el primer barranco trazándose la calle Nueva como eje principal hasta la Plaza Pública o de la Villa. Rodeando esos elementos aparecieron nuevas calles que formaron el denominado barrios de Las Cuestas. También extramuros nace un pequeño barrio, Albaicín, debajo de las viejos defensas del Alcázar y Arrabal.
3.- S.XVII-MEDIADOS S.XIX

Estancamiento de la población, crecimiento urbano nulo o muy escaso. En el plano de Francisco Coello, hacia 1.850, se observa como en 250 años apenas había crecido la superficie edificada. El centro de gravedad de la vida local pasó definitivamente a la Plaza y sus alrededores en detrimento del antiguo Alcázar y su Lonja.

4.- FIN S. XIX- MEDIADOS S.XX

Crecimiento de la población. Se maciza el espacio ocupando toda la superficie disponible hasta el barranco de los Postigos. Se edifican los bordes de la zona consolidada hacia el norte y este,  prácticamente hasta sus límites actuales. Inicio del crecimiento hacia el suroeste.

5.- AÑOS 60 Y 70

A finales de los años cincuenta se decidió rellenar la parte alta del Barranco de los Postigos para crear en los olivares del otro lado una nueva zona de expansión. Se construyó el nuevo edificio para plaza de abastos, se trazó la Avenida de Almería hasta el barranco de los Burros. Además en la zona alta se construyó un nuevo barrio, las Casas Nuevas.

6.- AÑOS 80 Y 90

Continuó la ocupación del suelo hasta el barranco de los Burros, donde nuevamente se detuvo el crecimiento urbano: se edificaron viviendas entre la carretera de Tíscar y la de Huesa y entre la Avda. de Almería y el camino de los Molinos.

7.- 2000 EN ADELANTE

Rellenado el barranco de Los Burros se urbanizó en muy pocos años la nueva superficie disponible que se dedicó a viviendas unifamiliares  y equipamientos.


El salto de cada barranco hasta “llevar la frontera” al siguiente se ha producido en procesos de duración extremadamente dispar. El primero de los tres saltos, desde el barranco del Pozairón hasta el barranco de los Postigos duró prácticamente cuatrocientos años. El segundo, hasta el barranco de los Burros, apenas cuarenta. El tercero,  más allá de este último barranco, casi se ha completado en diez años.