viernes, 3 de enero de 2014

Evolución (y mengua) del término de Quesada




El término municipal de Quesada es fruto de los avatares guerreros de los siglos XIII-XV: conquista por Fernando III-Jiménez de Rada, reconquista granadina y refugio del señorío en Cazorla, toma de Tíscar y fin de la Guerra de Granada.

Ocupaba toda la zona sur de la actual comarca Sierra de Cazorla (actuales términos de Quesada, Pozo Alcón, Hinojares, Huesa y Larva). Confinaba con Úbeda y Cazorla al norte, Baza al oeste, Baza y Guadix al sur y Huelma y Úbeda al este.

Desde la definitiva conquista cristiana fue separada del señorío eclesiástico toledano y pasó al señorío de la ciudad de Úbeda hasta que en 1.564 se liberó del mismo mediante el pago de una cantidad a Felipe II.




Hasta el final de la Guerra de Granada el territorio útil se circunscribía a la zona más protegida, "los puertos adentro" (hasta el Puerto de Tíscar y Puerto Ausín) El territorio exterior estaba formado por baldíos pertenecientes a los bienes de propios del concejo y estaban dedicados a la ganadería extensiva. Como excepción algunas zonas aisladas de poblamiento antiguo (Belerda-Tíscar, Lacra, Cuenca...) En 1568-71 la rebelión morisca devolvió la antigua inseguridad como bien se narra en las actas capitulares del Concejo (vid. J.M. Carriazo). Fuera de este pequeño paréntesis, 1492 dio inicio a una expansión por las tierras que, ya sin guerra, eran ahora seguras, una especie de "marcha hacia el sur". De esta manera antiguas cortijadas que en las viejas épocas de inseguridad languidecían, tuvieron una fuerte expansión agrícola y un consecuente crecimiento de población. Fue el caso de Pozo Alcón. En 1648, mediante un pago a la hacienda real como hizo Quesada cien años antes, obtuvo la condición de villa exenta e independiente. Esta secesión incluyó en un primer momento a Hinojares y la aldea de Cuenca que a su vez en 1690 se separaron de Pozo Alcón formando concejo independiente. 


Durante casi doscientos años el termino de Quesada no sufrió alteraciones. Fue en 1836 cuando los vecinos de Larva solicitaron y obtuvieron el cambio de municipio pasando a formar parte de Cabra del Santo Cristo. Las dificultades de comunicación y especialmente el cruce siempre dificultoso del río Guadiana Menor (no existían puentes, apenas una frágil barca de cable en Collejares) sin duda influyeron en esta decisión. No debía de todas formas existir mucha afinidad cuando incluso y a pesar de ser un único municipio, eclesiasticamente pertenecían a distintos obispados (Larva a Jáen y Quesada-Huesa a Toledo).

En 1924 Larva pasó a ser entidad local menor y en julio de 1936 obtuvo la separación completa de Cabra.



La última modificación territorial se produjo en 1847.  La población que se había desarrollado en la Venta de Poyatos, ahora llamada Huesa, junto a las antiguas aldeas de Ceal y Arroyo Molinos, se segregaron para formar el nuevo municipio de Huesa.