Acta del pleno municipal de 11 de enero de 1847 comunicando la autorización de la feria de Quesada |
Como ya es de sobra sabido, este año 2020 es el año sin
ferias. Desde la guerra civil, hace ochenta años, no se daba esta circunstancia
que esperemos que no se vuelva a repetir. Por eso, no está de más tratar del
origen y antigüedad de la feria de Quesada, que este hubiera cumplido 173 años.
En el archivo municipal de Quesada se conservan los documentos que lo acreditan.
La primera feria se celebró los días 25, 26 y 27 de agosto de 1847.
Es sin duda una de las más antiguas de Andalucía. Se da la
circunstancia curiosa para coleccionistas de glorias locales, que es coetánea
de la feria de Sevilla, incluso anterior, porque se autorizó su celebración dos
meses antes. Luego, la de Sevilla, por las fechas que se le habían concedido,
se inauguró en abril y la de Quesada lo hizo en agosto.
Los trámites para la autorización de la feria los inició el
Ayuntamiento en 1846, si no antes, y contaron con el apoyo de la Diputación
Provincial. 1846 y también 1847, no fueron años fáciles en Quesada (como casi
ninguno). Ese año el término de la entonces aldea de Larva se segregó para
unirse a Cabra del Santo Cristo. Con esta separación, Quesada perdió la peculiaridad
de repartir su término entre dos diócesis eclesiásticas distintas pues Larva
dependía de Jaén y el resto de su territorio de Toledo.
Pero además, en 1846 la Diputación tramitaba el expediente
de separación de Huesa, Arroyo Molinos y Belerda. Finalmente y por Real Decreto
de 8 de marzo de 1847, Huesa, Arroyo Molinos y Ceal constituyeron municipio
independiente. Sin embargo Belerda continuó en la jurisdicción de Quesada, por
votación unánime de sus vecinos reunidos en asamblea en el Santuario de Tíscar
el 25 de diciembre de 1847.
Pero además, 1846 fue un año muy seco y caluroso. La
Corporación Municipal, a petición de los labradores y propietarios, acordó
traer al pueblo la imagen de la Virgen de Tíscar para implorarle “el santo
rocío”. Fue esta traída el domingo 19 de abril. La sequía fue sin duda la causa
del auténtico mal de aquel año, la plaga de langosta.
Los primeros indicios se detectaron en el mes de marzo. El
pleno municipal del 22 de citado mes recoge la noticia de que “en la Dehesa (de
Guadiana) hay algunas manchas de langosta de poca consideración, sin duda a
causa de los días de calor impropios de la estación.” Se formó una comisión
para vigilar su evolución.
Pero la cosa fue a más. En mayo el pedáneo de Huesa comunicó
al Ayuntamiento que en su jurisdicción había tanta langosta “que por más que
hacían no lograban su exterminio” y solicitaba medidas enérgicas de contención.
La plaga ocasionó serios encontronazos entre los ayuntamientos de Quesada y
Cazorla. Por entonces Peal dependía de Cazorla (no se separó hasta febrero del
año siguiente). Una de las zonas donde más se extendió la plaga fue en la
Dehesa de Toya. El Ayuntamiento de Quesada acusó al de Cazorla de no actuar con
diligencia para poner remedio y que la proliferación de langosta “de llegar a
su completo desarrollo invadirían los sembrados de Guadiana, Dª Jila y la Vega”
con gran perjuicio para los agricultores quesadeños. El cruce de reproches y
acusaciones debió llegar a mayores y obligó a intervenir al Jefe Político de la
Provincia (Gobernador). En oficio de 4 de mayo encarecía su señoría a una y
otra corporación que en su correspondencia “usen de la moderación debida
dedicándose solo a la extinción de la plaga y poniendo en ello su principal
cuidado.”
Otras cosas hubo en Quesada en 1846, mientras se tramitaba
el permiso para organizar una feria. El 16 de mayo llegó al pueblo un
destacamento de la recién creada Guardia Civil, instalando su cuartel en la
casa que al efecto había alquilado el Ayuntamiento, por 50 reales, al antiguo
alcalde Francisco Tercero Luengo. Ignoro donde estaba el cuartel aquel, que luego
fue pasando por varias ubicaciones, entre ellas la calle Rodrigo de Poyatos,
actual Dr. Carriazo, hasta terminar en el histórico cuartel de la carretera de
Peal.
También, en octubre de aquel año, se organizaron festejos
los días 16, 17 y 18 para celebrar “el casamiento de S.M. la Reina Dª Isabel
Segunda con el infante D. Francisco de Asís María y el de su augusta hermana la
infanta Dª Mª Luisa Fernanda con el príncipe Antonio María Felipe Luís de
Orleáns, duque de Montpensier”. Hubo
“iluminación general” aquellos días, Tedeum y “socorros de 100 reales a los 12
enfermos más necesitados del pueblo o en su defecto a los ancianos impedidos de
uno y otro sexo hasta completar dicho número, que serán propuestos por la Junta
de Beneficencia.” El alboroque terminó la noche del 18 con “un baile público en
esta Sala Capitular, convidándose por el Ayuntamiento a las personas más
notables del pueblo.”
Las ferias en aquellos años tenían una finalidad comercial,
especialmente ganadera. Ese era su objetivo, pero la afluencia de forasteros y
curiosos, el dinero en el bolsillo de vendedores y compradores, rompía la
monotonía de la vida de los pueblos. Los vecinos aprovechaban la novedad para
divertirse, beber, bailar y cosas así. Este es el origen de las ferias al menos
en Andalucía. Para evitar que se solaparan, se buscaron fechas para que no
coincidieran en dos pueblos cercanos. Esta es la razón de que, hasta que
recientemente se han cambiado algunas para llevarlas a días de vacaciones
agosteñas, las ferias de un pueblo empezaban cuando terminaban las del pueblo
de al lado.
El 4 de enero de 1847 el secretario del Ayuntamiento de
Quesada, dio lectura en el pleno a un oficio del Jefe Superior Político de la
Provincia, que decía así:
“Por el Excelentísimo Sr. Ministro de Marina, Comercio y
Gobernación de Ultramar, con fecha 26 de
diciembre, se me comunica la Real Orden siguiente:
«Conformándose S.M.
la Reina (Q.D.G) con lo expuesto por V.S. con el informe de esa Diputación Provincial,
se ha dignado conceder al Ayuntamiento Constitucional de la Villa de Quesada el
permiso que ha pedido para celebrar una feria anual en los días veinte y cinco,
veinte y seis y veinte y siete incluidos del mes de agosto.»
Lo que traslado a V.S. para su conocimiento y efectos
oportunos.”[1]
El caso es que enterado el Ayuntamiento “acordó qué
para dar la mayor publicidad posible a está gracia concedida a la Villa por la
Reina (Q.D.G) se manda imprimir 200 ejemplares de un edicto en que se publique
la feria y días de ella, destinados a que se remitan a los alcaldes de los
pueblos de la provincia y particulares que se crea oportuno. Y al mismo tiempo
se mande insertar en el Boletín Oficial de esta Provincia y en los de Cuenca,
León y otros.”
Lo de publicarlo en los boletines de Cuenca y León resulta
extraño. Sin duda la alegría devino en euforia y se vinieron arriba discutiendo en cuantas provincias se publicaba
el anuncio (poco faltaría para que incluyeran periódicos del extranjero). El
secretario, Aquilino Sánchez Melero, en las notas que tomó para redactar el
acta del pleno, escribió: “Lo de la feria = que se manda tirar 200 ejemplares =
Boletines of. a Granada (tachado) Jaén y demás provincias donde se quiera”
Quizás diciendo “donde os salga…” Luego puso en el acta esas dos provincias
como pudo poner otras.
El caso es que se publicó solo en el boletín de Jaén. Unas
semanas antes de la feria, el 31 de julio de 1847, el alcalde envió al
gobernador el anuncio con una carta que decía “Suplico a V.M. se sirva disponer
se inserte el adjunto anuncio al Boletín Oficial de la Provincia para dar la
mayor publicidad posible a la feria anual que debe celebrarse en esta villa
según R.O. de 26 de diciembre del año último.”
El día 24 no era feria. Los más viejos recordarán que los
antiguos le llamaba a ese día “víspera de feria”. Con el tiempo, el calendario
de la Virgen se adaptó a la feria. Fue antes la feria. Entonces la Traída y la
Despedida no tenían fechas fijas. Ni siquiera se hacían todos los años. Ya
hemos visto como precisamente en 1846 fue el 18 de abril y a petición expresa
del vecindario por la sequía. Conforme la feria cogía fuste se fue
estableciendo la costumbre de despedir a la Virgen al terminar la feria. El día
28 era un día dedicado a la Virgen. Con el tiempo todo se mezcló.
Y es que parece lógico que no se llevaran a la Virgen cuando
más gente y animación había en el pueblo. Tampoco más tarde porque lo que sí
tenía fecha fija era la Romería de Tíscar. Aquel mismo año, el alcalde Diego
Carriazo escribía el 14 de agosto al Jefe Político: “Es costumbre inmemorial en
esta Villa celebrar la fiesta de la Patrona Nra. Sra. De Tíscar el día 8 de
septiembre con unas corridas a novillos de labor por gente del pueblo para lo
cual se ha de tener la competente autorización de V.M.”
Quesada, a 24 de agosto de 2020.
[1] Era en diciembre de 1846 ministro de Marina, Comercio y Gobernación de Ultramar Francisco Armero Peñaranda, Marqués del Nervión y presidente del Consejo de Ministros, Francisco Javier Istúriz Montero.
Aportas datos y consideraciones de gran valor para conocer cómo arranca la feria y también sacar conclusiones sobre la sociedad de la época, rivalidad municipal incuida. Felicidades, Vicente, tu labor de investigación está logrando unos resultados extraordinarios.
ResponderEliminarEnhorabuena por el artículo y la veraz información. Gracias amigo.
ResponderEliminarAbrazos desde Cadiz.